El Atlético competirá hoy contra el PSV y contra las dudas con un once muy ofensivo, con Koke de nuevo en el medio y pendiente del resultado del Bayern en Rostov, que definirá cuánto es de decisivo este duelo para la primera posición del grupo D.

Tres derrotas y nueve goles en contra en los cinco encuentros más recientes, la última el 0-3 en el derbi frente al Madrid, han mermado la confianza del conjunto rojiblanco, necesitado de una victoria reconfortante y del consiguiente impulso de ánimo cuanto antes. Una cuestión esencial que eleva la transcendencia del choque.

Porque el Atlético, ya clasificado para los octavos de final desde la anterior jornada, con un pleno imponente en los cuatro primeros choques y con su mejor inicio de la competición junto al curso 2013-14, en el que alcanzó la final, tiene, a priori, más que perder que ganar en su duelo con el PSV.

Una derrota o un empate incidirían en el bache actual del conjunto rojiblanco; un triunfo lo minimizaría, siempre que después, el próximo domingo, le dé continuidad en la Liga en su visita a El Sadar contra Osasuna.

En ese sentido, la dimensión anímica del choque es mucho más alta que la clasificatoria... siempre que el Bayern cumpla con los pronósticos en Rostov. Si el conjunto alemán gana, los rojiblancos serán primeros de grupo.