Los dirigentes y responsables técnicos del Atlético se muerden la lengua para no multiplicar sus cargas contra la UEFA por lo que consideran un paso más en la política de hostigamiento del órgano rector europeo hacia el club rojiblanco. El equipo madrileño se marchó de Anfield con la sensación de haber sido estafado y el árbitro del partido, el sueco Martin Hansson, hurgó ayer un poco más en la herida tras reconocer a los jugadores que se equivocó. "Desde mi ángulo, no estoy seguro de si fue penalti. No estoy autorizado a comentar acciones concretas, según la UEFA", declaró a la STV, la televisión pública sueca, el colegiado.

PERSECUCION El mismo día que el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) daba por recibido el recurso rojiblanco contra la sanción de la UEFA por los incidentes contra el Olympique de Marsella --rebajada a un partido a puerta cerrada, 150.000 euros y dos partidos de sanción a Javier Aguirre--, el club madrileño hablaba de persecución.

Ni los directivos ni el técnico, sin embargo, fueron tan contundentes como los jugadores. "Parece que no quieren que pasemos a octavos de final", fue la frase más repetida. Pernía no se lo acaba de explicar, sobre todo después de que el juez de línea que instó al árbitro a pitar el penalti se disculpara. "Me pidió perdón porque sabía que se había equivocado. Me dijo sorry, sorry. Estaba a tiempo de arreglarlo y rectificar, pero no lo hizo", declaró Pernía, dolido.