ATLETICO DE MADRID - 0: Asenjo; Perea (Sinama Pongolle, m. 67), Pablo, Ujfalusi, Domínguez; Jurado, Assuncao, Cléber Santana (Maxi Rodríguez, m. 51), Simao; Forlán y Kun Agüero.

APOEL NICOSIA - 0: Chiotis; Poursaitides, Paulo Jorge (Grncarov, m. 45), Kontis, Haxhi; Nuno Morais, Michail; Charalambides (Satsias, m. 67), Helio Pinto, Kosowski; y Zewlakow (Paulista, m. 80).

ARBITRO: Craig Alexander Thomson (Escocia). Amonestó al local Assuncao.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la primera jornada de la fase de grupos.

Un empate inesperado contra el rival más débil del grupo, el modesto Apoel, alargó la crisis del Atlético de Madrid, que trasladó sus decepciones de los últimos encuentros al inicio de la fase de grupos de la Liga de Campeones, en un duelo en el que sólo se sintió superior a su rival en la segunda parte.

En ese tiempo sí generó ocasiones suficientes para haber decantado el partido a su favor, pero se estrelló contra Dionisos Chiotis, el portero del conjunto chipriota, prácticamente inadvertido en la primera mitad, pero un muro insuperable en las numerosas ocasiones de los rojiblancos tras el descanso.

Nada que ver con la primera parte, en la que el Atlético no generó ni una ocasión en 24 minutos. De su improductivo dominio del balón, bendecido por el Apoel para preparar un repliegue de diez hombres por detrás de la pelota, surgió un arranque difícil para el conjunto rojiblanco, ahogado por la presión.

EL APOEL, AL CONTRATAQUE No se sentía cómodo el Atlético, que estrelló durante buena parte de la primera mitad su limitado fútbol contra el trabajado planteamiento táctico del bloque chipriota, que incluso se atrevió, con velocidad y descaro ofensivo, a lanzarse al ataque con más convicción que el Atlético, impreciso en todas las líneas.

De hecho, la primera ocasión fue del Apoel, al que le bastó un centro desde la banda derecha del polaco Kosowski al segundo palo y un remate de Charalambides libre de marca, salvado por Sergio Asenjo, para demostrar que no había viajado al Calderón de fiesta, sino a disputar un partido e intentar ganarlo.

En el otro área, el Atlético tardó demasiado, 24 minutos, en probar al guardameta rival con un disparo centrado de Forlán. Su única noticia ofensiva hasta ese momento en un partido espeso, en el que la única claridad entre el sombrío juego local llegaba en sus intermitentes acciones de ataque, donde Chiotis evitó el 1-0 ante Agüero y, después, hizo lo propio ante Jurado.

Aun así, vista la primera mitad, el 0-0 apareció como un buen resultado para el Atlético, sobre todo cuando Charalambides, que ya había perdonado en el minuto siete, malgastó una ocasión inmejorable.

Estará recordando esas dos jugadas durante toda la noche, quizá mucho más tiempo, porque el duelo entró en la segunda mitad con un Atlético más enchufado, más incisivo, que ya no concedió ocasiones a su rival y que encerró con el paso de los minutos a su contrincante con un puñado de oportunidades. No fue suficiente el empuje de la segunda. Tampoco dos trallazos de Forlán, las últimas opciones del equipo rojiblanco, que arrancó la fase de grupos de la Champions con la desilusión de un empate sin goles contra el rival más débil del grupo.