La macabra lista de muertos en el Dakar se amplió ayer, viernes y 13, tras el atropello de un niño de 10 años en las afueras de Kurahoye, un pueblo situado a 25 kilómetros de Labé (Guinea), donde comenzaba la etapa. El chico, Bubacar Diallo, que había acudido con sus padres a ver el paso de los corredores, fue arrollado por el coche del letón Maris Saukans (un Oscar 4x4), que rozaba los 100 kilómetros por hora. La rápida intervención de un equipo de médicos que iba tras el letón no sirvió de nada; murió cuando era traslado a Labé en uno de los tres helicópteros que llegó al lugar del accidente al cuarto de hora. Incomprensiblemente, Saukans reinició la marcha y acabó la etapa.

El pequeño guineano, el benjamín de cuatro hermanos, se convirtió en la 48 víctima mortal del Dakar. Los siete ministros de Guinea que habían acudido a la salida de la etapa asistieron al funeral por el rito musulmán que se organizó por la tarde en Labé. Bubacar es el segundo fallecido que se registra en el raid tras la trágica caída del australiano Andy Caldecott el lunes. Una vez más, se puso de manifiesto la falta de seguridad que envuelve la prueba, en la que han muerto más espectadores, técnicos, médicos y periodistas (25) que pilotos (23). Bubacar fue el noveno espectador fallecido. El anterior perdió la vida hace 10 años, también en Guinea.

NORMAS INUTILES Las reglas instauradas tras las muertes, el año pasado, de José Manuel Pérez y Fabrizio Meoni no sirvieron para nada. Caldecott circulaba a unos 150 kilómetros por hora , cuando el nuevo límite es de 160. Y Bubacar fue embestido fuera de un poblado, donde no se pueden superar los 50 kilómetros por hora. Incluso se habilitan radares para controlar a los pilotos.

La tragedia se veía venir porque la expectación que había levantado el Dakar entre la población era desmesurada. Ya desde el jueves por la tarde, unas 20.000 personas se habían desplazado hasta Labé.

El director deportivo de la carrera, David Castera, valoró la posibilidad de cambiar el lugar de la salida tras sobrevolar la zona y comprobar el enorme número de espectadores. Los nativos colgados de las ramas se contaban por centenares. Al final, sólo avisaron a los corredores de que tuvieran especial cuidado con la gente.

No parecieron medidas suficientes. En el kilómetro 13 de la especial, Ludivine Puy (Yamaha), la primera mujer en la categoría de motos, se tiró al suelo para evitar el atropello de otro niño. La maniobra le costó una conmoción y un fémur roto.

COMA ROZA EL TRIUNFO El luctuoso suceso volvió a restar protagonismo a la competición, en la que Marc Coma (KTM), en motos, y Luc Alphand (Mitsubishi), en coches, se perfilan como vencedores en Dakar, mañana.