REAL MADRID - 1: Iker Casillas; Sergio Ramos, Garay, Albiol, Arbeloa (Mahamadou Diarra, m.84); Lass, Granero (Van der Vaart, m.61), Guti; Kaká; Cristiano Ronaldo e Higuaín.

LYON - 1: Lloris; Réveillère, Cris, Boumsong (Kallstrom, m.46), Cissokho; Toulalan, Makoun (Gonalons, m.46), Pjanic (Ederson, m.84); Govou, ´Chelo´ Delgado y Lisandro.

GOLES: 1-0, m.5: Cristiano Ronaldo. 1-1, m.75: Pjanic.

ARBITRO: Nicola Rizzoli (ITA). Amonestó a Granero y Van der Vaart por el Real Madrid, y a Delgado por el Lyon.

El Olympique de Lyon asestó el castigo más duro al Real Madrid, apearlo por sexta temporada consecutiva de la Liga de Campeones en octavos de final (1-1), en un año especialmente doloroso por los 250 millones de euros invertidos por Florentino Pérez en un proyecto que tenía la final del Bernabéu como gran reto.

El Madrid firmó un nuevo fracaso en Europa. Pellegrini está sentenciado para Florentino Pérez. Las consecuencias de una eliminatoria en la que los blancos solo fueron superiores en 45 de los 180 minutos están por llegar, pero la directiva comenzará a trabajar de inmediato en la búsqueda de un técnico para la próxima temporada. La incredulidad acabó apoderándose de un Bernabéu engalanado para una noche especial.

El mismo día que se cumplían seis años de perdida de prestigio en el viejo continente, sin pasar la barrera de octavos, cuando se esperaba un golpe en la mesa del Madrid, su maldición creció.

INICIO ARROLLADOR Alineó Pellegrini el once que todo madridista deseaba. Aparcó sus inventos de la ida, cuando dio la titularidad a Mahamadou Diarra, y apostó por la versión más ofensiva de un equipo anclado a Guti. Con movimientos de todos los jugadores de ataque por delante suyo, su imaginación en el pase guió al Madrid en una inmejorable primera parte. Cada jugada pasó por el capitán. Más enchufado que nunca para desatar un fútbol eléctrico que minimizó al Lyon. Pero el equipo aguantó lo que permitió su físico.

Pocos ambientes intimidan más que el que se genera en el coliseo de la Castellana en esas noches señaladas en el calendario. Un mosaico gigantesco enmarcado con la imagen de La Cibeles y un presentimiento, "volveremos", se encadenó con un inicio arrollador. Será la próxima temporada. La final del Bernabéu no contará con el equipo blanco.

Y eso que empujados por la dulce resaca del encuentro ante el Sevilla quince segundos sirvieron para presentar las credenciales. A la heroica, sin un segundo de respiro, el Madrid arrinconó al Lyon. Pedía respeto el conjunto galo cuando sacaba fruto de su presión sobre ´Lass´, pero no encontraba la forma de frenar a Guti. Desde el lugar donde habitualmente construye Xabi Alonso, lanzó un pase en profundidad al desmarque de Cristiano, que marcó con un zurdazo que se coló bajo las piernas del meta francés.

En cinco minutos el Madrid había enterrado su pésima imagen de Lyon e igualaba la eliminatoria. En la salida deseada por el vestuario blanco, no había forma de frenar sus oleadas ofensivas. El secreto del éxito madridista era su movilidad en ataque. Los desmarques de Kaká, Cristiano e Higuaín encontraban premio. Abrían el campo y aunque dos centros medidos de Granero no encontraron rematador, las ocasiones claras no tardaron en reaparecer.

REACCION FRANCESA Arrancó la segunda mitad y el Madrid se desenchufó. Como si le faltase energía entregó el dominio al Lyon que demostró que la ida no fue un espejismo. La entrada de Kallstrom y Gonalons cambiaron su imagen. No despertaba el Madrid. El juego se endureció y cayó en la presión francesa. A los 52 minutos Govou chutaba desviado con todo a placer. Casillas comenzaba a intervenir. Mala señal. Temía lo peor. Salvó un disparo de Lisandro cuando sobrevolaban el Bernabéu los fantasmas de un pasado reciente.

Perdía fuelle Guti y el Madrid se ahogaba. Pendía del desequilibrio de Cristiano, cada minuto más desesperado por no encontrar premio a su buen partido. Lideró una contra a los 56 minutos, que Kaká culminó chutando fuera. Segundos de reacción en los que perdonó Granero tras pase de Ramos.

La realidad era diferente. El dominio territorial era del Lyon. Casillas volvió a intervenir a una falta de Pjanic y nada pudo hacer cuando el bosnio le fusiló, culminando una jugada de equipo a quince minutos del final. Enmudeció el Bernabéu.

De nada sirvieron los intentos a la desesperada de Cristiano. El corazón podía ya más que la cabeza. La maldición se amplía.