El brasileño Zico, seleccionador de Japón, y el holandés Guus Hiddink, técnico de Australia, ilustran un duelo con sabor a final, por cuanto el ganador será el que dispute la segunda plaza del grupo F con Croacia si Brasil confirma su condición de gran favorito.

A Zico le han bautizado Kamisama , que significa "el señor Dios". Es, indudablemente, una de las grandes figuras de la historia del fútbol brasileño --jugó en los Mundiales de 1978, 1982 y 1986-- y ahora quiere hacer algo de relumbrón con un conjunto japonés que ya advirtió de sus pretensiones en el amistoso contra Alemania, en el que llegó a gozar de un 0-2 a favor.

Hiddink se ha sentado en banquillos de todo el mundo. Al margen de su experiencia en los clubs en el anterior Mundial llevó a Corea del Sur a semifinales, y en Francia´98 a Holanda también hasta la misma cota, y en esta oportunidad ha devuelto a los ´Socceroos´ a una fase final 32 años después, tras eliminar en la repesca a Uruguay.

Del duelo de los banquillos dependerá buena parte del choque del Fritz Walter Stadion, aunque también habrá que ver si se recuperan algunas de las figuras de ambos equipos tras sus lesiones, como Hidetoshi Nakata, Shunsuke Nakamura, el brasileño nacionalizado japonés Alessandro Santos, Harry Kewell y Mark Viduka, por ejemplo.

Para Hiddink, tras su experiencia asiática, uno de los factores clave de Japón es el espíritu de sacrificio que desarrollan y su determinación, así que ha concienciado a sus jugadores para afrontar un partido vital.