Hubo un momento de la comparecencia pública de ayer de José Carlos Romero Checa en el que parecía que iba a sacar de debajo la mesa un machete y se lo iba a clavar en el pecho. El centrocampista del Cacereño optó sin ningún tipo de reparos por la vía de la autocrítica más feroz --a todo el vestuario, empezando por sí mismo-- para explicar el bajón de resultados y rendimiento que ha sufrido el equipo en las últimas semanas y que, a no ser que haya un milagro deportivo, le ha dejado fuera de la fase de ascenso a Segunda División.

Checa habló en tono bajito, pero muy claro, casi avergonzado de haber sumado solamente dos puntos de los últimos quince en juego. "No hay excusas. Ni el campo ni la plantilla corta ni nada. Podíamos haber estado en la liguilla y parece que no va a ser así por nuestros propios errores. Hemos fallado en los momentos claves", soltó.

Y, mirándose a sí mismo, puso dos ejemplos: "he fallado defensivamente. Y tampoco he ayudado a los jóvenes tanto como la situación seguramente requería".

Por si fuera poco, desveló que el consejero delegado del Cacereño, Antonio Martínez Doblas, está enfadado con los jugadores. "Lleva tres o cuatro semanas sin aparecer por aquí. Es normal que esté cabreado con nosotros. El tenía otras miras y no hemos cumplido con ellas", apuntó.

Elogios al entrenador

De la censura general pareció sacar a Julio Cobos, sobre el que hizo un juicio en positivo sobre su primer año como entrenador jefe. "Lo ha hecho muy bien. Ha llevado bien al equipo con todo lo que nos ha pasado. No ha tenido mucha opción de hacer cambios en muchos partidos y creo que en todo momento nos ha transmitido intensidad. Excepto en el partido de La Roda, no se puede decir nunca que nos hayan sacado del campo".

El futbolista emplazó a sus compañeros a hacer un buen final de liga por varios motivos: "hay que intentar terminar lo más arriba posible y clasificarnos para la Copa es un objetivo", "no podemos ir haciendo el ridículo por ahí y que nos metan cuatro goles", "tenemos que acabar con la sensación de que ha sido una buena temporada y no una temporada de mierda", "yo tengo contrato para el año que viene, pero entiendo que otros compañeros se lo querrán ganar", "queremos ayudar a nuestros vecinos Villanovense y Arroyo"... Se mostró seguro de que los otros dos extremeños se salvarán. Y, al hilo de ello, envió un fuerte abrazo del vestuario a Lolo, el jugador del Arroyo que fue operado el lunes tras sufrir una perforación en el estómago.

Para el próximo choque, el domingo en Loja (12.00 horas), se perfila su readaptación a la posición de central tras la nueva lesión de Juli Ferrer y la no recuperación de Gonzalo Llerena. "Me encuentro bien ahí", indicó. Al menos puede volver en el lateral derecho Rubén Palero, que ayer ya entrenó con sus compañeros.

Las bajas han sido el leit-motiv de la segunda vuelta. Preguntado por si hubiese hecho falta algún fichaje tras las cuatro salidas que hubo en el mercado de invierno, Checa admitió que probablemente sí hubiera sido positivo algún refuerzo.

Finalmente no sacó el machete para respiro de quienes acudieron al Marca Sports Café a escuchar. Se alejó por la avenida de Hernán Cortés en silencio, meditabundo, quizás pensando en que se había quitado un peso de encima.