CACEREÑO: Vargas, Palero, Gonzalo, Mejías, Pizarraya (min. 88, Iván Pérez), Checa, Raúl Medina, Aaron, José Ramón (min. 70, Toni) y Martins (min. 79, Carlos Valverde).

ARROYO: Juanma Barrero, Manu, Bayón, Abel Buades, Santi Polo, Morán, Juanjo (min, 85, Dani González), Bezares (m. 64, Ezequiel), Ruano (min. 85, Chori Pérez), Willy y Juanfran.

GOL: 1-0-Min. 80: Santi Polo (propia puerta).

ARBITRO: Cid Puga (Gallego). Tarjetas a los locales Medina, Gonzalo y Carrizosa y a los visitantes Bayón, Bezares, Juanfran y Manu.

INCIDENCIAS: Partido de la séptima jornada del grupo IV de Segunda B.

Un autogol impartió justicia. El Cacereño se llevó el derbi extremeño ante el Arroyo (1-0) en el patatal de El Cuartillo. Más oportunidades, consecuencia directa de tener más cohesión y decisión, y la opción puntual de una jugada desgraciada para los visitantes otorgaron tres puntos capitales a los verdes.

En un escenario grotesco para la Segunda División B, desenmarañar y hacer lectura del partido entre hermanos no es una cuestión fácil. Fue más creíble el Cacereño, quizá más adaptado, ante un Arroyo más timorato, menos autosuficiente, más infeliz en el ¿césped?

Desde el inicio, el equipo que ayer comandó Aitor Bidaurrázaga transmitió más vibraciones, más chispa, más espíritu. No hizo gran cosa en cuanto a juego combinativo --era imposible, dadas las circunstancias-- pero llegó a acongojar al de Juan Marrero a base de casta. En ese particular submundo futbolístico, hay un futbolista que se eleva. Es Checa, dominador absoluto del contacto, del cuerpo a cuerpo, de la pelea. Sale airoso el sevillano siempre. Es un ciclón, un peleador, un guerrero. Ni la presencia en los visitantes de Bezares, otro de su perfil, le inquietó.

En el Arroyo, un equipo estupendamente construido, Marrero no tenía ni a Gutiérrez ni a Sergio Castaño, dos de sus titulares en defensa. Tuvo que retrasar al gran Abel Buades, un tipo que impone allá donde le sitúen, al tiempo que situó a Santi Polo en el lateral izquierdo para suplir a Gutiérrez. En los locales, trivote defensivo con Carrizosa, Mejías y Gonzalo. Batalla ganada ahí, ya que ni Willy ni Juanfran --que acreditó su talento en un par de pinceladas-- tuvieron opciones.

OPCIONES LOCALES Cabalgó el Cacereño con decisión hacia la meta del segurísimo Juanma Barrero. Ahí, Martins fue el protagonista con su movilidad. Suya fue la primera opción y de Aaron la siguiente. Transmitían más los verdes, más necesitados. Martins fue objeto de falta en el área por parte de Santi Polo (min. 12) que el árbitro no entendió como penalti. Se equivocó claramente, como también lo haría dos veces más después.

El encuentro carecía de fútbol de toque, pese a las ganas de agradar del siempre sutil y constructivo Raúl Medina. Aquello se convirtió en una guerra de guerrillas donde el Cacereño le ponía un poco más énfasis. Juanma Morán y Ruano apenas existían. José Ramón, en los verdes, se hartó de correr en banda. El desgaste y la generosidad en ambos era, en cualquier caso, el distintivo. A honradez no ganarán a los extremeños este año.

Una contra muy bien llevada por Pizarraya cogió desprevenida a la defensa ajedrezada. Martins envió el balón a la cara de Juanma (min. 38). Después José Ramón fue claramente derribado en el área visitante (min. 44). Otra vez el árbitro como sueco.

Salió también el Cacereño mejor en la continuación. Checa mandó al larguero un remate de cabeza a la salida de un córner (min. 58). A renglón seguido, otro penalti palmario en el área visitante, de Juanma a Martins cuando el senegalés le ganaba la acción. La grada se encendió.

Equilibraron fuerzas unos y otros. La salida de Toni y Valverde por Martins y José Ramón, aparentemente un cambio de cromos muy discutido en la grada, terminó por dar el triunfo a los locales. Valverde sacó mal un córner, que envió dentro Santi Polo (min. 80). Ay, el campo.

El Arroyo disfrutó de su oportunidad de empatar en un remate en escorzo de Juanfran que entre Vargas (de nuevo en la buena dinámica) y el poste quedó inutilizado. El arreón final del Arroyo llegó tarde. El Cacereño le había ganado la partida. En otro escenario ambos jugarán mejor. Pero esa es otra historia colateral bien distinta.