Desde que se jugara la fase final de la Copa del Rey a principios de febrero de 1997 en León, en la que nuestro equipo perdió la final tras un grandísimo campeonato, se ha creado un vínculo especial entre estas dos ciudades en lo que a baloncesto se refiere. León es una gran ciudad para vivir, y tiene, al igual que Cáceres, el baloncesto como referente deportivo. Ambos clubs han sido habituales en la ACB, llegando a disputar competiciones europeas y play-offs por el título, y ahora luchan por recuperar la identidad perdida y retornar al lugar de donde nunca debían de haber desaparecido, la mejor liga de Europa.

Pensando en esto me he percatado de la cantidad de deportistas que han compartido estos dos grandes equipos. Sin ir más lejos, nos encontramos con el actual entrenador del Cáceres, Aranzana, el cual ha sido entrenador de León en dos etapas diferentes, llevando al equipo a la ACB y viviendo los mejores años de ese club. Otro ejemplo actual lo encontramos en los bases: Bernabé y Alex González. El primero lleva siendo el timón de León los últimos cinco años, los mismos que estuvo en Cáceres, mientras que el segundo acaba de desembarcar en nuestra ciudad. El primero que abrió camino fue Jose Paraíso, que llegó a Cáceres con 22 añitos para explotar como jugador. Después de él hemos sido muchos los que hemos hecho este tramo de la Ruta de la Plata. Se me vienen a la cabeza nombres como Dani García, Mike Higgins, Pedro Rivero, Rod Mason, Kevin Thompson, "nuestros" Enrique Fernández y Miguel Reyes o el mismo que escribe.

Las aficiones, después de aquella final, se hermanaron, teniendo una especial complicidad y buen rollo. Son frecuentes los desplazamientos de cacereños a la capital leonesa, donde el baloncesto es una excusa para disfrutar de un buen fin de semana visitando la ciudad y dando cuenta de su excelente gastronomía.

Si hay ciudades con las que estamos hermanadas culturalmente (La Roche-Sur-Yon) con León estaremos siempre unidos por un deporte y una pasión: el baloncesto.