No hay bien que cien años dure y el Club Deportivo Badajoz, que nació en 1905, ya tiene año de defunción, 2006. Es la crónica de una muerte anunciada desde hace años ante la delicada situación económica de la entidad, que ahora se debate entre la vida y la muerte. Si sobrevive, el Cerro subiría a Segunda B. Si no lo hace, sería el fin.

El máximo accionista, Eloy Guerrero, no pudo llegar a un acuerdo con los jugadores para anular las denuncias en la AFE y el Badajoz baja a Tercera por un importe de 140.000 euros. Sólo dos futbolistas, Roca y Adri, aceptaron rebajar la deuda a cambio de la carta de libertad, ya que tenían contrato en vigor. El resto de la primera plantilla, se negaron a negociar los dos meses que les debían.

El propietario recuerda algunos casos como el del capitán Dani, que no quiso cogerle el teléfono en los últimos días o el de jóvenes que no aceptaron aplazar el pago de las cantidades que les debían. Guerrero les ofreció un aplazamiento a 30 días con un pagaré, corriendo el club con los gastos de negociación, pero los chavales no lo aceptaron. Tampoco otros futbolistas que ya tienen equipo para la próxima temporada como Jano (Burgos), Armindo (Motril), Velasco (Extremadura), Traversa (Badalona), Jorge Zafra (Terrassa), Suker (Valladolid) o Iván Fernández (Leganés), entre otros.

Un caso que también impactó a Guerrero es el de Willy, que hace meses renovó su contrato por dos años pero que se negó a negociar. "Los jugadores han sido poco solidarios", recuerda, subrayando que les ofreció pagar la mitad de su deuda a la AFE y el otro 50, el 15 de septiembre, con los ingresos de los abonos, la publicidad, el sponsor y el partido de la selección española.

EL PRINCIPIO DEL FIN Dado que se preveía este final, desde mediados del mes de junio, Eloy Guerrero intentó vender las acciones a varios empresarios. Aunque se escucharon muchas opciones, el propietario destaca que sólo dos grupos estuvieron realmente interesados en la compra: los catalanes con el argentino Alfredo Guerisoli y un grupo de Almendralejo. El resto fue gente que se dedica al mundo del fútbol y que quiso contactar y buscar empresas para darse publicidad, pero sin interés real. En ambos casos, Guerrero señala que las negociaciones estuvieron a punto de cerrrarse, con los contratos redactados y pendientes de la firma. Respecto al grupo catalán, el socio Juan Martínez, se desplazó a Badajoz para cerrar el acuerdo junto a Pedro del Pino, abogado de Guerrero. Todo estaba a punto de caramelo pero una llamada

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