Llega a su recta final el ejercicio futbolístico extremeño, con el feliz añadido del Don Benito, y es tiempo de hacer balance. Difícil o ¿quizá demasiado fácil? tarea. Lo cierto es que estamos como nunca... en lo negativo. Y es que el fútbol de nuestra comunidad atraviesa por su peor momento de los últimos 20 años. Extremadura llora sus descensos, sus agonías económicas y sus fracasados intentos de subir en un año especialmente duro para el sufridor aficionado, en cada vez menor número. El pulso futbolero de nuestra comunidad, desgraciadamente, sigue midiéndose en términos nacionales. Anoche tuvimos un nuevo ejemplo, con los aficionados vibrando hasta el paroxismo con el final de Liga de Primera División. El fenómeno no es nuevo. Y es que de aquella Primera con extremeños casi ni nos acordamos, a no ser los más nostálgicos en Almendralejo y en Mérida. En fin, que el panorama sigue desolador. Vamos a ser optimistas y pensar que a peor, visto lo visto, no podemos ir.