La final soñada se convirtió en el final del Purgatorio para el suizo Rofer Federer, quien con una victoria por 6-4 y 6-4 sobre el español Rafael Nadal en la lucha por el título del Mutua Madrileña Madrid Open, abrió su esperanzas para intentar el único Grand Slam que le falta, Roland Garros.

Federer se impuso a Nadal en una hora y 25 minutos sin ceder una sola vez su servicio. Contó para ello con la altitud de Madrid, que favoreció su fenomenal servicio, y una serie de golpes que había mantenido guardados hasta las rondas finales, una excepcional dejada y la derecha, que entró en picado esta vez sobre el revés de Nadal. "Tengo cartas guardadas y esperan su momento", había advertido Federer, quien lloró sin consuelo en la final del Abierto de Australia y hoy lució la mejor de sus sonrisas.

Nadal no perdía sobre tierra batida desde la segunda ronda del torneo de Roma, el 7 de mayo del pasado año, contra su compatriota Juan Carlos Ferrero. Desde entonces había encadenado un total de 33 triunfos consecutivos sobre arcilla.

ADIOS A LA RACHA Federer cortó ayer esa racha, como también fue capaz de quebrar, en la final de Hamburgo de 2007, el récord mundial de 81 victorias seguidas sobre tierra, al imponerse al español por primera vez sobre tierra batida. Ayer fue la segunda en once partidos disputados sobre esta superficie.

"Federer ha sido superior a mí. La pista le favorecía, porque está muy rápida para él, y se ha merecido la victoria. A mí, me ha faltado agresividad pero él has estado muy fino. Jugando así es muy difícil pararle", dijo Nadal sobre la pista madrileña.

"No me favorece haber jugado cuatro horas en las semifinales, pero no sé si incluso estando en perfectas condiciones hubiera podido pararle en esta pista tan rápida", añadió Nadal que encajó ayer su cuarta derrota de la temporada, después de perder ante el francés Gael Monfills en Doha, el británico Andy Murray en Rotterdam y el argentino Juan Martín del Potro en Miami.

"Ahora, lo que me queda es dar lo máximo para intentar llegar allí en condiciones", dijo sobre Roland Garros que comienza el próximo domingo, dijo el número uno del mundo, que como Federer recibieron los trofeos de manos del Príncipe don Felipe de Borbón.

El español había necesitado cuatro horas y tres minutos para deshacerse del serbio Novak Djokovic en las semifinales, después de levantar tres bolas de partido, y evidentemente notó el desgaste. Su propio preparador físico, Rafael Maymó, estuvo trabajando hasta las dos de la madrugada con masaje y hielo en su rodilla derecha. Y ayer por l mañana se entrenó solo durante 40 minutos. Pero su semblante era de una extrema seriedad.

CONVICCION Federer salió lanzado, evitando los intercambios y jugando al punto directamente, sin peloteos, al cara a cara. Y poco a poco su confianza se fue reforzando. Su saque, combinado con los 665 metros de altitud de Madrid, hicieron estragos en el juego de Nadal que apenas podía leerlo y poner la bola en juego. Pese a todo, el español dispuso de cuatro oportunidades para romperle, y fracasó en todas ellas.

El suizo jugó suelto, a placer, sabiendo de sus opciones. Acabó con seis saques directos y resolviendo el partido a la segunda oportunidad, una dulce, aunque minúscula venganza de la final del Abierto de Australia este año, de las tres últimas de Roland Garros, y sobre todo de la de Wimbledon del 2008.

Federer acorta así su déficit en los enfrentamientos contra Nadal, todavía con 13-7 para el español, 9-2 en tierra y 11-5 en finales. El suizo recibió un cheque por 585.000 euros, además de un vehículo Lexus RX450, llave que le entregó la actriz estadounidense Hillary Swank.

El suizo se va de Madrid igualando los 15 títulos del Masters 1000 de Nadal y a sólo dos del récord del tenista estadounidense Andre Agassi.

Roland Garros se abre más que nunca este año con la llegada del cuatro veces ganador de la competición, herido con la espina de Madrid, y las nuevas sensaciones de Federer, que cambió ayer las lágrimas por las sonrisas. Además, el español demostró que, además, es humano.