Cara y cruz para los equipos españoles que jugaban ayer en la Euroliga. Mientras que el Real Madrid superaba en casa al Scavolini (75-71), el Barcelona sufría una severa derrota en casa frente al CSKA Moscú (70-91).

El equipo catalán confirmó en su estreno en la segunda fase lo que muchos ya sospechaban, que en estos momentos no es rival para un equipo como el CSKA Moscú, quizá el máximo favorito al título continental.

Los azulgrana demostraron a ojos de todo el mundo que si su nivel actual no le permite pasar de la primera eliminatoria en la Copa ni liderar la ACB en Europa están a años luz de los mejores.

El equipo de Dusan Ivkovic marcó de inicio las diferencias que se presumían por las trayectorias de ambos equipos en la primera fase, que el cuadro ruso saldó con un balance de 14-0.

Tras una escapada inicial del equipo ruso (11-21), los azulgranas reaccionaron y llegaron al descanso con empate (37-37). Sin embargo, fue un espejismo. Al final del tercer cuarto el encuentro ya estaba prácticamente decidido. El resultado tuvo tintes de humillación (56-81, min.35) para un equipo que hace sólo dos años presumía de campeón de Europa.

VICTORIA BLANCA El Real Madrid superó la primera prueba ante el Scavolini. También llegó al descanso con empate (38-38), pero en dos minutos de vendaval, el líder de la Liga ACB abrió brecha (62-48 m.30).

Los visitantes terminaron de claudicar víctimas de su bajón realizador. Diecisiete puntos en los quince minutos siguientes al descanso les retrasaron sin remedio (66-55). El Madrid intentó entonces buscar la mayor diferencia con la mente puesta en posibles empates el final de esta segunda ronda europea, pero en esta fase nada es fácil y, después de todo, tuvo que conformarse con poner la victoria a buen recaudo ante un último latigazo italiano.