WERDER BREMEN: Reinke, Owomoyela, Naldo, Pasanen, Schulz, Frings, Baumann (Jensen, min. 63), Borowski, Micoud, Klasnic y Valdez (Hunt, min. 83).

BARCELONA: Valdés, Belletti (Edmílson, min. 45), Oleguer, Puyol, Gio, Xavi (Van Bommel, min 79), Márquez, Deco, Giuly (Messi, min. 66), Ronaldinho y Eto´o.

GOLES: 0-1, min. 13: Deco. 0-2, min. 76: Ronaldinho (penalti).

ARBITRO: Terje Hauge (noruego). Mostró cartulinas amarillas a Oleguer, Márquez y Deco.

INCIDENCIAS: Gran ambiente y buen terreno de juego.

El Barcelona debutó en la Liga de Campeones pisando fuerte gracias a su victoria ante el Werder Bremen (0-2), quizá el rival más peligroso del grupo C, en un partido que supuso la reaparición del argentino Leo Messi en un partido oficial.

Sólo la goleada del Udinese al Panathinaikos (3-0) impidió al Barca arrancar el torneo europeo como líder de su grupo, pero al equipo azulgrana le cabe la satisfacción de haber conquistado el Wesserstadion con relativa facilidad y de salir reforzado de su paso por Alemania.

El equipo de Rijkaard completó un partido poco lustroso, pero muy práctico. En general, supo llevar el timón del choque, y sólo sufrió en el último cuarto de hora de la primera parte, cuando se descentró debido a sus propios errores.

Así llegó el primer gol, fruto de una triangulación marca de la casa entre Ronaldinho, Eto´o y Deco. El brasileño pudo controlar el balón en el área del Werder, arrastró a tres defensas y cedió para el camerunés. Tapado para el remate, Eto´o le dejó el balón muerto a Deco y el internacional portugués no se lo pensó. Como es costumbre, el balón golpeó en un defensa antes de colarse en la meta.

Sin embargo, el equipo de Rijkaard volvió a demostrar su capacidad de metamorfosis. De manejar cómodamente el balón y aprovechar las bandas, pasó a recular y a ceder terreno. Dominaba el partido, pero dimitió del cargo por ciencia infusa, como si de repente hubiera perdido la inspiración. Tuvo opciones el cuadro alemán, pero perdonó.

SEGUNDO ACTO Como en la primera parte, Deco pudo sentenciar el partido cuando recogió un balón muerto en la frontal del área, pero su disparo se fue al palo.

El partido entró en una fase conservadora. El Werder no aprovechó la inercia con la que había llegado al descanso y el Barca se limitó a contemporizar.

Así se presentaban las cosas cuando Frank Rijkaard decidió premiar a Leo Messi. El joven argentino por fin pudo darse el gustazo de olvidarse de pasaportes y de papeleos para jugar un partido oficial.

En su tercera intervención, Messi combinó con Ronaldinho en una pared tan efectiva como estética, y cuando iba a recibir el cuero, Schulz le agarró y le derribó en el área.

El colegiado no lo dudó y Ronaldinho tampoco: el 10 azulgrana chutó el penalti con decisión y acabó con las esperanzas del Werder Bremen. A partir de ahí, el Barcelona nadó y guardó la ropa y no pasó por ningún tipo de apuro.