REAL MADRID (21+22+18+14): Mulaomerovic (14), Mumbrú (21), Angulo (7), Alston (4), Hernández-Sonseca (12) -cinco inicial-, Digbeu (5), Victoriano (3), Reyes (5) y Herreros (4).

BARCELONA (17+23+19+24): Jasikevicius (15), Navarro (17), Bodiroga (17), Fucka (9), Dueñas (10) -cinco inicial-, De la Fuente (8), Rodríguez (1), Femerling (4) y Alzamora (2).

ARBITROS: Martín Bertrán, García García y Murgui. Excluyeron por personales a Hernández-Sonseca (m.40).

INCIDENCIAS: El presidente del Madrid, Florentino Pérez, estuvo en el palco en compañía del director general, Jorge Valdano.

Juan Carlos Navarro dejó su sello en un derbi que esperaba muchos protagonistas pero que cayó en manos del Barcelona gracias a la constancia del internacional español, clave para entender la derrota del Madrid en uno de sus mejores partidos esta temporada y lo que podría suponer para la clasificación copera de los blancos.

A tres minutos para el final del periodo, con la grada volcada y la pasión desatada, el Madrid doblaba en el marcador a su más enconado antagonista (16-8) y apenas había señales de Dejan Bodiroga ni del esloveno Gregor Fucka.

El relevo de Mulaomerovic por Lucas Victoriano ralentizó los movimientos ofensivos madridistas. Los espacios de los tiradores se estrecharon tanto que el Barcelona, con un poco de esto y otro poco de aquello, pero sin ningún referente de ataque evidente, pasó por delante al cabo de quince minutos (26-27).

Había llegado el momento de la verdad para el Madrid, la hora de confirmar o desmentir si verdaderamente pisaba terreno firme. De acuerdo a la respuesta dada sobre la cancha, caminaba por el camino correcto. El regreso de Mulaomerovic y de Mumbrú permitió que la ventaja siguiera siendo para los de casa al término del segundo cuarto (43-40).

EMOCION

El Madrid encontró en Mulaomerovic y Mumbrú el flotador que necesitaba. En distancias cortas, sin nada definitivo, pero con 61-59 a falta de diez minutos.

El pulso pedía a gritos un hombre decisivo. El primero que lo intentó fue Juan Carlos Navarro, un jugador osado por naturaleza. Un par de sus clásicas penetraciones adelantaron al cuadro barcelonista justo cuando los de casa desperdiciaban tiros libres y erraban lo que no habían perdonado hasta entonces (61-64 m.33).

La jugada decisiva estuvo en la eliminación de Hernández-Sonseca, al que se le señaló como personal un tapón sobre Bodiroga con (75-78) y sólo 48 segundos por jugar. Ahí terminó todo.