Y el césped, seco, lento y alto, que no se cortó ni se regó, también quiso unirse a la reconquista de la Liga que firmó el Barcelona en el Nuevo Los Cármenes. Con el once de Berlin. Desde el estadio Olímpico de la ciudad alemana al corazón de Andalucía, la tierra que conquistó Suárez, con dos golazos imponentes. Es el tesoro de poseer un nueve del siglo pasado, tipos certeros, precisos, que no parecen estar en el área. Pero cuando llega el balón siempre aparece él. ElGranada, ya desde el minuto uno, se echó atrás descaradamente buscando sorprender al Barça. Aunque Luis Enrique, y su once de Berlin, entendió el partido con una madurez extraordinaria, minimizando errores, cerrando cualquier despiste defensivo, aguardando su momento.

Llegó el momento cuando Neymar paró la pelota en la esquina izquierda del Nuevo Los Carmenes. Paró para acelerar con una asistencia extraordinaria a Jordi Alba, que venía desde el hogar de Ter Stegen. Parado parecía el Barcelona hasta que se activó el balón -inteligente Ney- y corrió Alba -nadie lo podía atrapar- para que Suárez, puntual como siempre, firmara el 0-1 que abría la puerta del título liguero, el prólogo a la exhibición del Barcelona.

40 GOLES DE SUÁREZ

Todavía faltaba el 0-2, otro gol que recibió la ayuda inestimable del césped porque la extraordinaria diagonal, desde campo propio, de Mascherano se ralentizó cuando entró en contacto con Alves, convertido en el extremo derecho de toda la vida. Y entonces, el 9, con la fe de un poseso, apareció en el primer palo para conectar un testarazo imponente, un gol que define a un delantero de raza. Un gol que define la Liga de Suárez. Jugó el tridente, pero quien resultó decisivo fue el 9. Segunda Liga consecutiva, el Madrid retirando a Cristiano en el descanso en Riazor y Suárez, con 40 goles en la Liga, Pichichi y Bota de Oro.

Ganó la Liga el Barcelona, al 24ª de su historia, porque fue mejor durante toda la temporada, guiado por el liderazgo de Messi, la maestría del artista Iniesta y los goles de Suárez. Y, en realidad, ganó dos veces una Liga que siempre fue suya. Pero faltaba el tercero, faltaba el retrato delicado de Leo para asistir a Neymar y el nueve, viniendo desde el otro lado, liquidara el partido Y la Liga. Cuando más temblaban, todos, cinco últimas jornadas, 24 goles a favor y 0 en contra.