El Barça sumó su novena Copa Asobal consecutiva, tras imponerse con solvencia a un Bidasoa (30-22) que, tras el igualado encuentro de semifinales ante el Recoletas Valladolid, solo pudo aguantar la superioridad de los azulgranas los primeros 20 minutos.

Los irundarras tomaron la iniciativa en el marcador, ya que salieron a la cancha de Huerta del Rey con mucha valentía, y dispuestos a presentar batalla ante el rival más potente posible. Azkue y Rodrigo Salinas mostraron su talento para ofrecer un juego cómodo a su equipo, y una mínima ventaja.

Pero apareció Mem, con su lanzamiento exterior para empezar a desequilibrar el juego, lo que se añadió a la ventaja adquirida por defensa interior de los vascos, que propició varias penas máximas, dando así una ventaja al cuadro catalán de tres goles (8-5), en el minuto 17.

Jacobo Cuétara solicitó un tiempo muerto para frenar ese impulso de los catalanes y realizó algunos cambios, en busca de alternativas para sorprender al vigente campeón de la competición, que no necesitaba desplegar todo su arsenal para controlar el juego.

Más intensidad a los jugadores

De hecho, Xavier Pascual paró el crono para pedir más intensidad a sus jugadores, al ver el desparpajo y las intenciones del Bidasoa y la falta de ritmo de su equipo. La arenga y las rotaciones hicieron que el Barça apretara el acelerador, para aumentar la renta hasta los siete goles (15-8), que se redujo a seis al descanso (16-10).

No había opciones para los irundarras. El Barcelona aumentó la intensidad en defensa y terminó de romper el partido sin apenas despeinarse, con un Víctor Ariño imparable, que mostró su gran calidad desde el extremo y que convirtió sus goles en una ventaja de nueve (24-15).

A pesar de que el Bidasoa era consciente de que no tenía nada que hacer, no bajó los brazos, y ofreció un recital de buen juego ante su afición, que se lo agradeció con una eterna ovación al final del partido, en el que el Barcelona recibió su nuevo título de manos del alcalde de Valladolid, Óscar Puente.