Ha podido ser peor. Y aún ha salido con dignidad el Barcelona, y hasta el Barça B, que es el que ha jugado la segunda mitad, en su duelo contra el Bayern Múnich de Guardiola. Ha perdido en su debut de la pretemporada debido a los goles de Lahm (m. 13) y Mandzukic (m. 86), después de que el conjunto alemán lo tuviera contra las cuerdas, precisamente en la primera parte cuando jugaban los futbolistas del primer equipo, Messi incluido.

En la segunda, los niños del filial han aguantado en un partido que invitaba a pensar en lo peor, pero no ha acabado tan mal debido a que el Bayern ha bajado y el Barça B ha aguantado con solvencia hasta el tanto del delantero croata, ya en el tramo final del encuentro.

Disparo de Messi

Aunque ha empezado el partido con un envenenado disparo de Messi desde fuera del área, el Bayern lo ha dominado de inicio a fin. Era lógico. Es el campeón de Europa y lleva un mes de trabajo en sus piernas, mientras el Barça, sin entrenador (estaban en el banquillo Roura, Altimira, Rubi), sin estrellas españolas (aún de vacaciones), sin Alves (vuelve el lunes) y sin Neymar, el fichaje que también se incorpora el próximo lunes, hacía lo que podía. O sea, poco.

Arrasado por la verticalidad de Ribery, un puñal por la banda izquierda, incapaces Montoya y Bartra de frenarlo -vivieron un suplicio-, desconcertados con la movilidad de Robben, el falso 'nueve 'de Guardiola en el Bayern, y, sobre todo, sin el radar activado para detectar a Lahm, el capitán alemán.

Gol de cabeza

Era lateral derecho. Pero Guardiola lo usa de interior diestro. Y en el Allianz Arena, repleto de alegres aficionados bávaros, ha ejercido hasta de delantero centro cabeceando el primer gol tras centro de Ribéry, de quién si no. El francés se la ha puesto en la cabeza, al más pequeño de los alemanes, y Pinto se ha quedado a medio camino, mientras Mascherano, el único con orgullo y entereza, no podía atraparlo. Un gol que ha retratado la debilidad azulgrana.

El Barça, con un equipo de circunstancias, con la 'senyera' de estreno, con Messi de capitán, no ha podido tener el balón como acostumbra. Se lo haquitado el Bayern. Y aún ha tenido suerte de que Pinto fuera rechazando, una a una, todas las pelotas que se asomaban a su área. Pero cada balón que llegaba a los pies de Ribery era como una tortura. Ha provocado hasta dos amarillas en tres minutos (Mascherano, m. 40 y Bartra, m. 43), mientras el equipo de Roura no se reconocía a sí mismo.

Thiago, protagonista

Con Messi demasiado desconectado del juego, Dos Santos perdiendo balones peligrosos, Montoya tiritando cuando veía a Ribery, el Barça no podía con el Bayern. No es partido para sacar conclusiones, la diferencia de preparación es tan obvia, pero sí para descubrir que hay problemas a los que no se han encontrado todavía soluciones. Guardiola, en cambio, solo va ajustando piezas, a la espera de que le llegue Goetze, aún lesionado.

Con Thiago ejerciendo un papel protagonista en el centro del campo: ha jugado de interior zurdo. Ha robado balones, ha mirado a un lado y ha dado la pelota al otro, ha presionado con energía y ha capitalizado el fútbol ofensivo del Bayern, inclinado a la tribuna izquierda del Allianz Arena porque ahí estaba Ribery.

Once niños

En la segunda mitad, Roura ha quitado el equipo de gala. El único que tenía. Y ha salido con un 11 de niños formado por Oier en la portería, Kiko Femenia, Sergi Goméz, Planas, Patric, Ilie, Espinosa, Quintilla, Roman, Dongou y Dani Nieto. Un equipo totalmente nuevo. En el Bayern, Guardiola ha realizado tres cambios en el descanso.

Ha bajado el ritmo del Bayern, el otro Barça no intimidaba, la gente chillaba pero sin divertirse tanto como en la primera parte. Al final, Guardiola ha removido el equipo de arriba a abajo, probando novedades tácticas. Con el Barça B la pelota ha sido más azulgrana porque el Bayern, entre tanto cambio, ha alzado la bandera blanca. Y mira por dónde, el encuentro veraniego ha acabado mejor (2-0 ) que la ida de la semifinal de la Champions (4-0). Y que la vuelta en el Camp Nou (0-3).