Puesto a elegir definitivamente qué parte del plan B debe ejecutar, el Barça asume que la vía de Luis Enrique (Celta) es más confortable y menos arriesgada que la del argentino Gerardo Martino (ex-Newell´s Old Boys, ahora en el paro por voluntad propia). Toca elegir al nuevo dueño del banquillo del Camp Nou y el tiempo se agota porque el equipo ha estado las últimas 48 horas sin entrenador por la recaída en la enfermedad de Tito. Expuestos los argumentos por la dirección deportiva, encabezada por Andoni Zubizarreta, debatidos en pocas horas por los pesos pesados de la junta (sobre todo el presidente Sandro Rosell y el vicepresidente deportivo Josep Maria Bartomeu), el Barça debe elegir al técnico. Y Luis Enrique continúa siendo, de momento, quien se acerca más a la solución más idónea, teniendo en cuenta el trauma vivido en las últimas horas en el club.

Desde el pasado viernes por la noche, cuando Rosell leía un escueto comunicado para anunciar que Tito lo tenía que dejar, nadie más ha dicho nada. Ni del Barça. Ni Luis Enrique, recluido en la concentración del Celta en Melgaços (Portugal), manteniendo un prudente silencio, mientras las negociaciones entre ambos clubs se iban completando. Tampoco el argentino Tata Martino ha dado pistas sobre su futuro.