Tras la resaca de la rúa, el Barça está en ebullición, apuntalando a un equipo que ha sido campeón de Liga, pero que se ha quedado, por segundo año consecutivo, a las puertas de la final de la Champions. Negociando en Brasil el fichaje de Neymar, la estrella 'rosellista' como pilar del nuevo proyecto, a toda prisa para evitar que el Madrid se lo lleve, añorando ya el vestuario a Valdés, aunque este todavía no haya dicho que se quiera ir este verano, aguardando turno Abidal para ser recibido por el presidente Sandro Rosell en su despacho y contestar a la propuesta (nada del campo, solo despachos) de uno de los símbolos de los valores que enarbola el barcelonismo. Y, por si acaso, el club cambia de estrategia y oculta el dinero que tiene para regenerar el equipo, asumiendo que con los 50 millones de euros que destinaba cada año no tendrá suficiente. Solo Neymar ya se llevaría esa cantidad.

«La rúa fue un éxito. No se puede poner el foco en detalles que son anecdóticos. El comportamiento de los jugadores es ejemplar», aseguró el miércoles Toni Freixa, secretario y portavoz de la junta, arropando a los futbolistas tras la polémica que se levantó con el desmadre que protagonizaron algunos de ellos (Puyol y Piqué, sobre todo) en el autobús.

Cita con el Santos

El club comunicó que la dirección general de Salut Pública no abrirá «ningún expediente ni nos enviará nada», según Freixa, pese a que había solicitado que no hubiera alcohol en las próximas celebraciones. Protegidos los jugadores, el foco se dirige hacia Brasil donde, según informó este miércoles 'Mundo Deportivo', se encuentran un par de representantes del Barça, entre ellos Raúl Sanllehí, director de fútbol del club, para cerrar lo antes posible con el Santos el fichaje de Neymar. La interferencia del Madrid, y de su presidente Florentino Pérez, necesitado de la joven estrella brasileña (21 años) para ocultar el fracaso deportivo del proyecto Mourinho (sin Liga, sin Champions y pendiente de la Copa) y temeroso, además, del futuro de Ronaldo (sigue sin renovar), ha precipitado las negociaciones.

El Barça, que lleva dos años detrás de este fichaje, no quiere perderlo en el último instante porque, además, eso dejaría en una situación muy débil a Rosell. La alarma ha llegado al Camp Nou, a pesar del mensaje de calma del club. «Que la gente esté tranquila, se está trabajando bien, la planificación es óptima», dijo Freixa. «No explicaremos nada de cifras para no perjudicar al club. Es fácil de entender. Si se sabe que hay interés en un jugador se encarece, si el mercado sabe que queremos vender a un jugador, se devalúa».