El FC Barcelona Regal se ha proclamado campeón de la 77 edición de la Copa del Rey de baloncesto tras superar en la final al Valencia Basket (85-69), partido que cumplió con la lógica esperada, en el que el equipo azulgrana impuso su superioridad hasta superar por asfixia a su adversario con el liderazgo de Pete Mickeal (14 puntos), nombrado 'MVP' del torneo.

A excepción del comandante en jefe Navarro y de los soldados rasos Abrines y Todorovic, el resto de la tropa azulgrana prácticamente comparte rango, en un pelotón muy numeroso donde cualquiera puede liderar en un momento dado. Con la 'Bomba' sin carga explosiva (0/8 en el partido) y Ante Tomic menos resolutivo que otros días, en la primera parte fue el turno de los bases.

Víctor Sada y Marcelinho Huertas (7 puntos cada uno) mantuvieron al Barça Regal a flote en los dos primeros cuartos. La energía contagiosa del internacional español provocó enseguida el primer despegue de su equipo (14-6) y la grada miraba con recelo sospechando que la final, desequilibrada a priori, podía mutar a paliza azulgrana.

No fue así. El Valencia es uno de los pocos equipos que puede discutir con el Barça en el plano físico y plantó un muro en la zona cimentado por Víctor Faverani, el mejor de su equipo a lo largo del fin de semana. Hasta cuatro tapones en anotaciones cantadas colocó el equipo 'taronja' en el primer cuarto, que en ataque contó con los triples de Stefan Markovic (máximo anotador de su equipo con 14 puntos al igual que Doellman) para sumar un parcial de 0-7 que le permitió coger la iniciativa (17-18).

Los pupilos de Velimir Perasovic alcanzaron una máxima renta de cinco puntos (21-26) y Xavi Pascual quiso meter kilos en la pintura, sustituyendo la sutileza de Tomic por la contundencia de Nathan Jawai. Bien asistido por Marcelinho, el pívot australiano propinó dos zarpazos consecutivos al aro y el Barça se volvió a poner por delante en el ecuador de una final (36-33) poco vistosa.

Aparece Oleson para romper la final

Jawai siguió mordiendo al inicio de la segunda parte y Tomic prolongó el buen nivel de su compañero cuando ingresó en pista. Entre ambos aprovecharon una baja importante en las filas rivales, la de Lishchuk, que fue eliminado por cinco personales sin haber disputado ni seis minutos en total. Mucho castigo para la defensa intensa del pívot ucraniano.

Dos buenas acciones de Brad Oleson culminaron el parcial con el que su equipo volvía a realizar un intento de fuga (52-39). Un día más y ya iban tres seguidos, el escolta estadounidense volvía a aparecer para su equipo en un momento clave del partido, como ese personaje secundario de toda película que, pese a su apariencia de intrascendente, acaba revelando buena parte de la trama.

El escudo del equipo valenciano, también conocido como Rafa Martínez, tiró de sus compañeros, que por primera vez en el fin de semana se veían atenazados contra las cuerdas, tras dos cómodos enfrentamientos en las ronda previas ante Asefa Estudiantes y Herbalife Gran Canaria. Al toque de corneta del capitán también acudió Justin Doellman y la renta se contrajo (56-50). Pero el Valencia ya nunca volvió a verse tan cerca de su adversario.

La cuarta falta de Tomic nada más iniciarse el último cuarto situaba un pequeño interrogante que se comió Oleson, otra vez en el sitio adecuado, en el momento justo, cualidad que comparte con Erazem Lorbek, imparabale cuando su equipo circula bien la pelota (70-57). A todos se sumaba el 'MVP' Mickeal, demasiada artillería para el Valencia.

La final estaba sentenciada a falta de cinco minutos y eso que Navarro seguía peleada con el aro. Hasta perdió una zapatilla el capitán, que no anotó en la final tras su gran actuación en semifinales, pero poco le importó cuando recogió el trofeo de mano del Rey. Era el triunfo de un batallón azulgrana más coral que nunca, con seis jugadores en dobles figuras de anotación. En el pabellón vitoriano flotaba la sensación de que la final auténtica ya se había disputado en el histórico 'clásico' de cuartos de final.