El Barcelona está a noventa minutos de clasificarse por quinta vez para la final de la máxima competición continental, aunque necesita hacer valer el 0-1 logrado hace una semana en Milán para disputarla de nuevo doce años después.

El equipo de Frank Rijkaard sabe que se encuentra ante una situación histórica. Ha hecho a la perfección la primera parte del trabajo, puesto que ganó en Milán el partido de ida de la semifinal de la Liga de Campeones gracias a un gol de Giuly, pero la calidad del rival y experiencia del rival invitan a la cautela.

Frank Rijkaard recupera al sancionado Deco y al lesionado Henrik Larsson. El único contratiempo es la baja de Oleguer Presas, que además de lesionarse en la ida también forzó una cartulina amarilla y está sancionado.

MOMENTO CUMBRE La plantilla del Barcelona tiene la cabeza fría, sabedora de que pocas veces en su historia disputará una semifinal de la Champions en casa después de haber ganado en la ida. De hecho, en la estadística de la máxima competición continental, sólo en una ocasión se ha remontado una situación similar. Fue el Ajax en la temporada 1995-96, cuando perdió en casa ante el Panathinaikos (0-1), pero fue capaz de darle la vuelta a la situación en Atenas (0-3).

El fútbol desplegado por el equipo de Rijkaard en las grandes ocasiones invita al optimismo. Especialmente por parte de Ronaldinho, quien se ha convertido en el jugador de referencia del fútbol mundial.

Para los locales también será importante que uno de sus principales referentes, el defensa y capitán Carles Puyol, no vea una tarjeta amarilla que la apartaría de la final.

Mientras, el Milan vive pendiente de la recuperación de los jugadores que sufren problemas físicos, especialmente de Alessandro Nesta, Kaká, Cafú y Shevckenko. La única baja es Ambrosini, que se lesionó en el último partido ante el Messina.