Quique Setién deberá continuar aguardando la reaparición de Ousmane Dembélé, «el fichaje extraordinario», según explicó el propio entrenador del Barcelona. El fichaje de invierno que no llega porque cuando enfilaba los últimos días de la recuperación de la grave lesión muscular que sufrió ante el Dortmund recibió una mala noticia. El francés tuvo que abandonar «con molestias en el muslo derecho», como explicó el club azulgrana en un escueto comunicado médico, el entrenamiento, dejando así todavía más en el aire la fecha de su regreso.

Dembélé ya había completado la semana pasada cuatro sesiones de trabajo con el grupo. Tenía buena pinta su recuperación, al punto de que Setién estaba feliz porque podría, al fin, disponer de un delantero de nivel para darle descanso a Ansu Fati, el niño que no para de batir récords, y dosificar, además, a Griezmann y no tener que exprimir más a Messi.

El domingo, Setién solo tenía a 14 jugadores del primer equipo disponibles. Y encima el calendario se endurece con la visita el jueves al nuevo San Mamés para jugar, y a partido único, los cuartos de final de la Copa del Rey contra el Athletic. El domingo, además, le toca volver al técnico azulgrana a Sevilla para enfrentarse al Betis. Dembélé suponía una inyección de descaro y desequilibrio para un ataque con solo tres delanteros sanos.