El presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, declaró ayer que la decisión de disputar a puerta cerrada el último partido de Liga ante el Las Palmas fue «la más responsable», ya que la Liga de Fútbol Profesional no autorizó la suspensión del mismo. La intención del club era, en principio, aplazar el partido, «pero al no tener autorización de la LFP, quisimos jugarlo en unas condiciones excepcionales», aclaró el dirigente azulgrana, quien consultó su decisión con miembros de la junta directiva y también habló por teléfono con Ernesto Valverde y Andrés Iniesta, entrenador y capitan del primer equipo, respectivamente. La opción de no comparecer ante el conjunto canario, que hubiera supuesto perder el encuentro por 0-3 y ser sancionado con la pérdida de otros tres puntos más, no llegó a contemplarse. Tampoco argumentar motivos de orden público para suspender el duelo: «Los Mossos en todo momentos nos confirmaron que podía disputarse el partido con normalidad».