El ciclismo siempre vivirá de las gestas porque siempre encontrará a personajes como Philippe Gilbert (28 años) capaces de hacer lo más difícil todavía. Valgan las palabras de los hermanos Schleck, que lo acompañaron ayer en el podio final, para descubrir la increíble victoria conseguida ayer por el corredor belga en la Lieja-Bastogne-Lieja. "Gilbert ha ganado como un campeón" (Frank). "¡Gilbert es la clase!" (Andy).

Porque ayer en Lieja, Gilbert conquistó la tercera gran clásica en el estrecho margen de una semana tras apuntarse el éxito en la Amstel Gold Race y la Flecha Valona. Ayer, en la durísima carrera de las Ardenas, en la región de la que es originario, se impuso en la octava prueba de estas características conseguida en tan solo 18 meses.

Gilbert, difícilmente, destacará en una carrera de tres semanas como el Tour, aunque ha llegado a ser líder de la Vuelta. Lo suyo son los repechos que no van precedidos de kilómetros y kilómetros de alta montaña y, sin duda, las pruebas de un día, lo que le ha convertido en estos momentos en el ciclista de referencia en un país como Bélgica que enloquece con este deporte.

Ganar en Lieja, imponerse en La Doyenne, la más antigua de las carreras, era lo que más ansiaba. Es el segundo ciclista de la historia que ganaba Amstel, Flecha y La Doyenne consecutivamente.