Un defensa holandés, Ronald Koeman, formó parte durante catorce años de la leyenda del Barcelona gracias al gol que logró el 20 de mayo de 1992 en Wembley, y otro defensa, Juliano Haus Belletti (Cascavel, Brasil, 20-6-1975), ya pertenece al imaginario colectivo azulgrana gracias al gol decisivo que anotó en París frente al Arsenal (2-1). Es curioso que en un club como el Barcelona, acostumbrado a coleccionar delanteros fantasiosos y centrocampistas con alma de goleadores, dos defensas hayan sido los encargados de marcar los dos goles más importantes de la historia de la entidad.

El momento

El lateral brasileño suplió a Oleguer en el minuto 71 de la final ante el Arsenal y exactamente diez minutos después, en una de sus famosas internadas en el área rival, logró colar el balón entre las piernas de Almunia. Bajo la lluvia, sólo pudo llevarse las manos a la cara y acordarse de su hijo antes de caer sepultado por sus compañeros en una montaña de camisetas azulgrana. Quizá ni él mismo se creía que había marcado el gol que daba al Barcelona la Copa de Europa.

De Koeman a Belletti, el Barcelona ha ganado sus dos Copas de Europa con el sufrimiento innato a un club que presume de ser algo más que una asociación deportiva, en los últimos minutos de la final y ante rivales que habían ofrecido mejores prestaciones de lo esperado. El gol del holandés llegó en la prórroga y convirtió a Koeman en un personaje querido y admirado a partes iguales por la hinchada del Barcelona. Sin aquel gol, quizá hubiera quedado como un defensa contundente, hábil en el lanzamiento de faltas pero demasiado lento ante defensas hábiles.

La final de París también tuvo un desenlace agónico y protagonizado por un personaje secundario. Es Juliano Belletti, el primer fichaje de la segunda temporada de Laporta, llegado desde el Villarreal en junio de 2004 por 3,6 millones de euros y la renuncia a los derechos sobre el portero Reina.