Ocho victorias consecutivas, colíder, segundo equipo que más goles marca y el primer y cuarto máximos goleadores de la liga en sus filas (Ensa y Edu González). Los del Trujillo son números de campeón, de equipo grande.

Pero esos son los números que vemos desde fuera. «Ya tenemos 30 puntos, nos faltan 10 más para la salvación», comentaba un directivo el domingo con el presidente y gente del entorno del club, tras la victoria ante el Valdivia (3-0). «Pero no hay que relajarse, hay que seguir», advertía otro, con el recuerdo presente de hace dos temporadas en la que la primera vuelta que hicieron los celestes hacía imposible pensar que pudieran descender, como acabó sucediendo. «No les va a dejar que se relajen», sentenciaba el propio presidente, Beni Aza, en alusión al entrenador del equipo Maxi Ovejero.

En Trujillo están disfrutando de una temporada de ensueño. La afición está volcada con su equipo, en el pueblo se habla de fútbol, las casas publicitarias ponen su granito de arena y a todos los que conforman el club se les nota satisfechos. Pero no se ve un mínimo de euforia, todos tienen los pies en el suelo y sobre todo son conscientes de donde vienen.

El equipo ya no sólo gana por pegada como cuando planteaban los partidos de ida y vuelta, casi desbocados, en los que casi siempre salían ganando, sobre todo por la dinamita que tienen con sus delanteros de ‘la triple E’. Ahora, además, el equipo ha madurado en tiempo récord, controla los tempos del partido en el centro del campo y se suele jugar a lo que el Trujillo quiere. Y por si eso fuera poco también han logrado una seguridad defensiva como quedó demostrado esta última jornada con bajas importantes en la zaga que no se notaron. Y las veces que les llegan, aparece el portero Jorge Cáceres que está haciendo una gran temporada.

Y es que los números nos han hecho olvidar que el Trujillo es un recién ascendido, pero ellos lo siguen teniendo muy presente. Y cuando estás arriba, la mejor receta para mantener el éxito es no olvidar cuáles son tus orígenes.