Benito Doblado (Lebrija, 14 de marzo de 1971) jugó trece años en la actual Liga Endesa, dos de ellos en Cáceres. Ahora volverá a Extremadura para ser la estrella del Campus Xaraíz 2013, del 14 al 20 de julio en la localidad verata. Aún hay un puñado de plazas libres (www.pitihurtado.com ). Buena excusa para charlar con este afiladísimo tirador sobre el pasado y el presente.

--¿Qué le ha animado a unirse al campus de 'Piti' Hurtado?

--Cuando vi que había lanzado este campus, se me ocurrió sacar a mi hijo de once años de Aragón, donde vivimos ahora. Le gusta mucho el basket. Se lo planteé a 'Piti' y me dijo que estaría encantado. Por mi parte, estoy contento de colaborar con él. He estado organizando el campus del CAI Zaragoza durante seis años y creo que se puede aprovechar mi experiencia, aportar ahí.

--Desde que se retiró hace siete años ha estado más en el baloncesto formativo que en el de los profesionales...

--De momento, sí. La formación me gusta, la docencia. Siempre me ha llamado más la atención. Estuve tantos años dedicado al mundo más profesional que... Desde que lo dejé en el 2006, con 35 años, he estado más trabajando con chicos jóvenes.

--¿Pero su especialidad, el tiro exterior, se puede enseñar? ¿O es algo innato?

--Es complicado. Es un aspecto del juego que es difícil enseñarlo, porque hay un alto componente de intuición, algo muy personal. Alfred Julbe en un curso de entrenadores dijo que en el aprendizaje no se podían trasladar los grandes modelos.

--¿Qué recuerdo le queda de Cáceres en el contexto de su carrera, de 1998 al 2000?

--Muy bueno, aunque en el segundo año año lo pasé mal por una lesión. Pero en general fue muy gratificante. Estuve muy a gusto. Es una ciudad donde tengo amigos muy íntimos. De hecho, siempre que voy de Zaragoza a Sevilla paso por la A-5 y voy a Cáceres.

--¿Y globalmente? ¿Cómo ve su trayectoria con cierta distancia?

--Con la perspectiva de los años se ve con satisfacción. Ser un profesional de la canasta es ser un privilegiado. Dijo Epi que son los mejores años de nuestras vidas. Hay algo de nostalgia y también de orgullo por haber disfrutado de un deporte de un deporte tan apasionado como el basket. Hay cosas que se echan de menos y te gustaría volver a vivirlas.