La última etapa fue un plácido garbeo para el pelotón. El tránsito de Rivas a Madrid sirvió para fomentar la charla y el buen ambiente, hasta que las cosas se pusieron serias a la llegada al centro de Madrid. El ritmo hasta entonces fue tan lento que el recorrido se redujo en una vuelta al circuito final, es decir, 6 kilómetros menos. Los horarios televisivos son sagrados. El Lampre, Milram y T-Mobile impusieron la ley de "aquí no se mueve nadie". Los hombres de Petacchi lanzaron el esprint, pero Bennati volvió a demostrar su fortaleza en los metros finales, como hizo en Vigo y Talavera. Firmó el triple por delante de Petacchi.