Blas Núñez, alma máter del tenis de mesa en Almendralejo --y en realidad de toda Extremadura-- no pudo más. Rompió a llorar entre el aplauso del público de la finca El Toril, en el contexto de la concesión de los premios de la séptima edición de los Espiga del Deporte. El protagonista apenas pudo balbucear una frase. "Espero seguir trabajando por el bien del deporte". Todo estaba dicho.

Núñez, impulsor del Obrero Extremeño o del actual CTM Almendralejo, estaba siendo reconocido por su labor con tantos y tantos deportistas. Como Félix Tapetado, un manchego que lo ha dado todo por el voleibol pacense. Ellos dos fueron los destinatarios del apartado de los galardones denominado desde hace tres años ´Gracias´.

Martín Fariñas, hombre del deporte y hombre de Caja Rural de Extremadura, y el presidente de la entidad, Mariano Señorón, ejercieron, como siempre, de anfitriones de la fiesta del deporte más laborioso y menos reconocido. Por ello había un ambiente especial, unánimente reconocido. Uno por uno, fueron pasando todos los finalistas del premio, cuyo ´gordo´ (4.000 euros) cayó en manos de la asociación Cura Mora, de Villanueva de la Vera, una entidad ya clásica dentro del panorama humilde y exitoso del deporte en la región.

Su presidente, Francisco Camacho, agradeció el reconocimiento, que vino también del consejero de los Jóvenes y el Deporte, Carlos Javier Rodríguez, que no faltó a la "cita obligada" del calendario. Fariñas comparó a Cura Mora con el espíritu del Peñarol de Montevideo (Uruguay), un club de fútbol caracterizado por su carácter duro y luchador.

La AD Pádel Mérida, la AD Balonmano Granja y el CD Alboroto de gimnasia rítmica de Guadiana, "una alternativa al fútbol en las Vegas Bajas", se escuchó en la sala, se llevaron los accésit de la fiesta deportiva de Caja Rural de Extremadura. Había sido una mediodía emotiva, un día de deporte. Era la fiesta de Blas, de Félix...