El run run estaba ahí, pero tenía que confirmarlo el propio protagonista de la decisión. Ñete Bohigas reconoció ayer públicamente que alteró la planificación de la semana después de la derrota del Cáceres en Fuenlabrada el pasado viernes (72-63), cancelando los dos días de descanso que estaban establecidos previamente (sábado y domingo).

La decisión, según ha podido saber este diario, no sentó bien en la plantilla, varios de cuyos miembros tenían planes personales ya concretados. Sin embargo, el segundo resultado negativo encajado de forma consecutiva animó al entrenador a imponer más sesiones de entrenamiento. "La forma de mejorar es trabajar. Estimé que había que hacerlo también sábado y domingo. Tengo la sensación de que podíamos dar más", indicó.

Bohigas realizó su habitual comparecencia de los viernes ante los periodistas con la voz rasgada. Según se apresuró a aclarar, había sido por culpa del equipo de alevines que dirige, no por los profesionales. Es más: se mostró satisfecho de la progresión de estos últimos días. "Ha sido una semana larga, con muchos días para poder entrenar. Y también dura, pero fructífera. Creo que hemos dado pasos importantes que espero que se vean en los partidos", aventuró. Mañana mismo llega al Multiusos el Guadalajara (12.30 horas).

Bohigas habló de dos principales carencias del Cáceres: la cuestión meramente anímica ("tenemos que fortalecernos, no podemos permitirnos el lujo de estar ausentes muchos minutos") y algo más táctico como la defensa. "Es lo que más hemos trabajado estos días", reconoció.

Según apuntó, "los equipos salen hipermotivados ante nosotros porque somos el Cáceres y tenemos una historia detrás y esta cancha".

Sus preocupaciones son Miguel Angel Conejero, que apenas ha podido entrenar esta semana, y Luis Parejo, peleando con sus problemas en un pie.