Abandonó España la isla de Ré para viajar a Toulouse y sumergirse en la Eurocopa, que comienza el lunes con el duelo ante la República Checa (15.00 horas). Se empapó el campeón en esa ciudad francesa del ambiente del torneo, lejos de la calma inicial que encontró en Saint Martín de Ré, calma que estalló con el ‘caso De Gea’, acusado el portero ¿titular? de La Roja de estar involucrado en acoso sexual en una trama en la que también participó Iker Muniaín, el delantero del Athletic.

Más que de entrenador, Del Bosque ha ejercido de psicológo en las horas previas al debut del campeón de Europa. Asombrado por el caso, inusual en una concentración de la selección española, y menos a 72 horas del debut en una Eurocopa, el técnico escuchó primero al meta del United («parece creíble, todos le han dado su apoyo, tiene una serenidad impropia de un jugador tan joven», dijoDel Bosque a la Cadena COPE), tendió puentes de diálogo con la selección, que arropó a su compañero, y se enfrenta ahora a una decisión de enorme calado. Y no solo deportivo ya que el caso implica derivadas hasta de carácter social. Mantiene a De Gea bajo los palos ante la República Checa, tal y como tenia previsto cerrando una delicada transición que ha durado años, o recurre, finalmente, a Iker Casillas.

«DAR BUENA CONDUCTA»

España se encuentra en la misma situación, aunque el asunto sea distinto, que vivió Francia con Benzema, que ha terminado viendo la Eurocopa de su país por la televisión. O inmersa La Roja en escándalos sexuales más propios del volcánico fútbol inglés o de las estrellas descarriadas de la NBA. «Esperemos que esto no afecte a la selección», llegó a decir ayer Jorge Fernández Díaz, ministro de Interior en funciones. En eso anda, precisamente, Del Bosquedesde que el informe policial sobre esa trama sexual provocó un seismo en la Isla de Ré.

«Creo al chico y lo tengo que creer», sostiene el técnico, aunque, inmediatamente, precisó a Radio Marca, que «estamos representando a nuestro país y debemos dar buena conducta». Los jugadores no han dejado solo a De Gea, arropado por Casillas en el entrenamiento, y defendido, en todo momento, públicamente. «Esto no nos va a desastibilizar. David está tranquilo», recalcó Pedro, convencido de «que no va a afectar a la decisión del míster».

REFLEXIÓN FINAL

Pero nada es igual desde el pasado viernes cuando De Gea, y de manera tan improvisada que hasta la selección, ya con los jugadores en el césped, debió retrasar su entrenamiento, defendió su inocencia. Ya le había dados vueltas y vueltas Del Bosque a ese cambio en la portería por todo lo que implica enviar, como tenía pensado, a Casillas, icono nacional, el capitán que ha levantado el último Mundial y la última Eurocopa al banquillo. Ahora, en cambio, esa reflexión merece una nueva mirada. El seleccionador oculta sus planes. No da pistas. «Estamos en un período de reflexión y hay que darle una vuelta», explicó Del Bosque.

Una vuelta más. Tal vez, la definitiva porque España se asoma mañana a la Eurocopa con una presión que no imaginaba nadie. Ya era debate nacional la elección del portero. Un debate, entonces, puramente deportivo. Ahora es más que eso. De ahí, el tacto y la suavidad con la que Del Bosque, cuyo futuro tampoco está decidido cuando acabe la Eurocopa, maneja un asunto tan sensible. No están ahora mismo tranquilas y fiables las manos que deben aguantar a España.