Luis Enrique Carrasco Acosta (Almendralejo, 2 de marzo de 1998), futbolísticamente conocido como ‘Kike’, está siendo uno de los jugadores revulsivos del Juvenil A del Rayo Vallecano dirigido por Miguel Ángel Sánchez Muñoz que milita en la División de Honor, en el grupo en el que están los extremeños Diocesano y La Cruz. En esta campaña ya suma cuatro tantos, de los cuales uno de ellos fue anotado ante al Real Madrid de José María Gutiérrez ‘Guti’. A su palmarés también cabe destacar haber levantado la Copa Federación de Madrid con la mejor generación de juveniles que se recuerda en la historia del club. Aquella capitaneada por el ex entrenador del Extremadura, Diego Merino, que obró de manera formidable levantar la Liga y posteriormente la Copa del Rey.

Alejado de su familia en Almendralejo, y de su novia Ana en Murcia, el pequeño de los tres hermanos afronta su último año como juvenil. De hecho, no para de recibir consejos por parte de Alonso, el mayor, que juega en La Unión Cultural Estrella y de Borja, el mediano, actual guardameta del Aceuchal. Aunque si hay alguien que ha marcado un antes y un después en su vida, ese ha sido su padre Alonso: «Es una pena porque se quedó a las puertas de triunfar en el mundo del fútbol y la gente que le disfrutó me dice que ojalá llegue a ser la mitad de bueno de lo que él fue en su día», confiesa.

Neymar, referencia

Durante su adolescencia Kike siempre se ha fijado en la velocidad y en las endiabladas frivolidades del brasileño Neymar. Las mismas que a la temprana edad de cuatro años empezó a desarrollar con chicos que eran mayores que él. Pese a que la edad mínima era de cinco años, tal fue la insistencia del pequeño por jugar que su madre acabó preguntando al técnico si al menos le dejaba entrenar y, finalmente, acabó convirtiéndose en uno más de la plantilla.

Años después esta entidad desapareció y fue entonces cuando probó suerte en el Club Polideportivo, por aquel entonces dirigido por Cisqui y Pepe Tirado (exjugador del Extremadura en la Primera División). Allí completó las etapas de benjamín, alevín, infantil y primer año de cadete, donde acabó explotando y como premio recibió una llamada del Rayo Vallecano.

Por aquella fecha fallecieron dos amigos suyos, un prematuro hecho que propició un punto de inflexión en la vida de Kike: «tras la muerte de Alberto Moreno y de Miguelito Patón, mis ganas de triunfar fueron en aumento y ojalá algún día pueda dedicarles ese logro». Llegó a la capital sin apenas haber cumplido los 15 y, pese a que ya han pasado cuatro años, éste reconoce que aún echa de menos que nada más terminar de entrenar su madre le llame diciéndole que no se entretenga porque ya tiene preparada la cena. Con todo y con eso, no se arrepiente de haber hecho las maletas: «Me fui siendo un crío y ahora me considero bastante responsable y maduro, estar en Madrid te hace ser más independiente». Desde su llegada a Vallecas no ha dejado de indiferente a nadie, incluso ha llegado a entrenar con el primer equipo con Paco Jémez como entrenador.

La prolífica fábrica rayista siempre se ha caracterizado por divulgar los valores de humildad, valentía, coraje… y, bajo esa línea de trabajo, han conseguido arrebatarle títulos a Real Madrid, Atlético y Getafe. A su vez, excelentes profesionales como Álvaro Negredo, Leo Baptistao y Raúl Uche, fichado recientemente por el Leicester, también portaron en sus inicios la elástica franjirroja.

Mientras tanto, el extremeño quiere seguir luchando por conseguir lo mismo que han logrado recientemente sus paisanos Burgui, Alex Alegría y Rober Correa. Camino andado lleva.