Desde que perdió el décimo título el pasado año y se inventó lo del biscotto (pacto), Valentino Rossi no parece el mismo. Ha dejado de ganar y ha dejado de ser magnánino.

El viernes le hizo una peineta a Aleix Espargaró cuando el mayor de los hermanos de Granollers le había ya pedido perdón. Y ayer criticó el adelantamiento que le hizo Dani Pedrosa: "Solo corre agresivo contra mí, como el año pasado en Aragón. Hoy (por ayer) me ha pasado en el más puro estilo Márquez, cuando ya estás en la curva llega él y se mete". "Ha sido un adelantamiento como los demás", dijo el vencedor.

Es un dios y posee todo un séquito mundial que le ríe las gracias, pero ayer volvió a mostrar su mala educación. Cuando un periodista le preguntó a Jorge Lorenzo, en plena conferencia de prensa, si consideraba correcto el adelantamiento que le había hecho Rossi, el mallorquín aseguró que le había parecido un adelantamiento "demasiado agresivo, pues si no levanto la moto, me hubiese ido al suelo".

Y, justo cuando Lorenzo trató de explicar, o criticar, esa maniobra, Rossi se puso a reír, a lanzar susurros, murmullos.

Lorenzo se picó. Le miró y le dijo que se callase. "Pero eso que dices no es verdad, ¡no es verdad!", dijo el Doctor . "No lo será para ti; para mí, lo es y, si quieres, vamos a Dirección de Carrera y vemos el video. Además, te callas y hablas cuando te pregunten, si es que te preguntan sobre el tema". Y Rossi siguió sonriendo, burlándose, gesticulando. Luego dijo que el adelantamiento que le hizo a Lorenzo fue como cualquiera de los 100 que Márquez le hizo en Silverstone. "Es un tema de educación", sentenció.

Le dolió tanto, tanto, ser derrotado que, incluso, antes de salir al podio dijo a los que estaban a su alrededor: "¡Bastardo!, Pedrosa non vince mai e viene a vincere nella mía casa". Lo dijo, sí, en buen tono, en tono irónico, de broma, pero ahí quedó su comentario.