No es extremeña, pero casi. La vitoriana Almudena Cid, cuyos padres son naturales de la localidad cacereña de Brozas, única representante española en la competición individual de gimnasia rítmica, recorrió ayer la mitad del camino que debe conducirla a una meta que no ha alcanzado nadie en esta disciplina, la presencia en una tercera final olímpica consecutiva.

Cid ocupa la octava posición provisional tras disputarse las dos primeras rotaciones de la fase de clasificación, las de pelota y aro. Si hoy, tras la cinta y las mazas, se mantiene entre las diez primeras, habrá asegurado la disputa de una nueva final en este deporte.