¿Bucear en Extremadura? Sí, es posible. Desde Cuba hasta Alemania para llegar a España. Reinier Vidal (La Habana, 1985) vive en Badajoz y tuvo que buscarse las habichuelas para obtener ingresos, ya que el tema del trabajo «está fastidiado», apunta. El buceo fue su método para contrarrestar el desempleo.

«Me vine de Alemania y mi mujer encontró trabajo aquí, pero yo no. Y esto es lo que he hecho toda la vida, llevando grupos de buceo en Cuba y, después, en Alemania. Pensé que la costa portuguesa está cerquita y que quizás podía tener éxito» revela. Y en su primer mes, más de 14 personas ya han probado esta experiencia.

«Tras realizar el curso, los suelo llevar a Setúbal (Portugal), salimos a mar abierto y allí emplean lo aprendido», explica. Ese es el último paso. «Lo primero es iniciarles al buceo, les enseño el material, les muestro un vídeo con todo lo que vamos a hacer bajo el agua y luego les explico todo lo referente al equipo», indica.

Tras conocer esta parte teórica, toca mojarse en la piscina del municipio pacense de Olivenza. «Luego pasamos a la piscina, en la zona más panda, para que se vayan acostumbrando a respirar por el regulador de la bombona de oxígeno. Y después, nos hundimos y nadamos», detalla este monitor atípico en la región. Además de esta faceta de ocio, también Reinier ofrece cursos de rescate. «Hago cursos de rescate subacuático, pero para ello hay que tener el título del segundo nivel, que permite sumergirse más de 18 metros de profundidad», apunta.

No todo el mundo puede practicar esta actividad. «Todas las personas que vengan deben saber nadar. Es obligatorio. Y, además, también tienen que ser mayores de 10 años. Y, bueno, un buen estado de salud», refiere el cubano. Una actividad poco conocida, pero que aporta una gran «tranquilidad», ya que, como define Reinier, «es otro mundo diferente, donde no existe la gravedad». Extremadura no tiene mar, pero sí tiene buzos en ciernes.