Si la FIA hubiera aprobado su propuesta de adjudicar el título por el número de triunfos, Jenson Button tendría el campeonato casi en el bolsillo. "Es verdad que me beneficiaría, pero ese sistema no me gusta", mantiene el líder del Mundial, autor de la pole en Montmeló, esa que ha garantizado el triunfo en el Gran Premio de España las últimos ocho años.

El inglés se encamina hacia la cuarta victoria en cinco grandes premios sin que el rosario de novedades aerodinámicas y evoluciones técnicas en todos los equipos haya variado el orden de la parrilla. BMW y, sobre todo, Ferrari han dado un claro paso al frente en relación al resto, algo que Felipe Massa confirmó con la segunda línea bien cargado de gasolina. Fernando Alonso ha recortado una décima más su desventaja con los Brawn. En Australia eran ocho; en China, seis; y, en Barcelona, cinco, lo que le ha dejado prácticamente por dónde solía, octavo.

"Hice la mejor vuelta del fin de semana", reconoció Button. "De hecho, no pensaba hacer la pole. Ha sido un poco una sorpresa", explicó el líder, que sale más cargado de gasolina que Sebastian Vettel, el joven talento alemán que, por cuarta vez, se incrusta entre los tres primeros. "El coche iba realmente bien y creía que tenía le pole, pero Jenson me la ha arrebatado en el último suspiro. Pero estoy muy contento con el coche y lucharé contra él por el triunfo, aunque no será fácil".

´SCHUMI´, EN EL MURO Mientras Rubens Barrichello confirma su papel de escudero --esta vez no podrá echarle la culpa a las órdenes de equipo, como en Ferrari-- ante Button, Massa, su compatriota, recobra los galones en Ferrari con Michael Schumacher de nuevo en el muro del equipo rojo de Maranello.

"Las diferencias con los primeros se han reducido un poquito, pero por el medio se han colado más equipos, así que hemos salido perdiendo", reflexionó Alonso sobre la evolución de los Ferrari y también de BMW. "Necesitamos pasos más grandes en la evolución, aún estamos en la quinta carrera, pero desde luego se ha puesto muy difícil", aseguró el bicampeón, que resta dramatismo a su situación. "Aún me quedan ocho años en la F-1, o 10, y por supuesto que volveré a ganar en Barcelona y volveré a ganar algún título mundial de pilotos".

Ahora le toca "sembrar" en un año extraño. "Resulta difícil explicar a la gente esta F-1 en la que Raikkonen, Hamilton, Massa o Alonso no tienen duelos por ganar carreras", dice el asturiano, que culpa a este nuevo orden de la escasa afluencia al Circuito de Cataluña.

Habló hasta de su futuro haciendo símiles futbolísticos: "Lo de Cristiano Ronaldo con el Real Madrid se lleva hablando hace dos años, y creo que desde que yo estaba en Minardi, y que hice alguna carrera buena, todo el mundo decía que iba a ir a Ferrari algún día. Y ya son 8 o 9 años en la F1 y se sigue hablando del mismo tema. Cansa un poquito, sí, pero es ley de vida", apuntó en Catalunya Radio. Por este motivo, cree que su situación, respecto a la noticia no concretada de que Cristiano será jugador madridista, "es peor", porque razona que las informaciones que le sitúan en la Scuderia se arrastran desde hace casi diez años.