Si quisiera, Jenson Button podría irse de vacaciones y volver a la F-1 en septiembre. Ya tiene un colchón suficiente de puntos como para ver el Mundial relajado, como para buscar un lugar donde colocar el trofeo de campeón de mundo. Ha sumado cinco victorias en seis carreras y, sobre todo, ya tiene el triunfo que más ansiaba, Mónaco, el olimpo de los campeones. Trabajó su mentalización y su pilotaje como nunca antes para acabar con su gafe en Montecarlo. Quizá no le hubiera hecho falta. Ganó de calle, con una facilidad asombrosa, como una escena más de un gentleman en la dolce vita de la Costa Azul. Rubens Barrichello ya ha asumido su papel de escudero para completar dobletes de Brawn, y Sebastian Vettel, el único piloto con el único coche capaz de inquietar a Button, no vivió su mejor fin de semana. Después de muchos problemas con el primer juego de neumáticos blandos, acabó estrellando el Red Bull.

RAIKKONEN NO PUEDE Descartado Vettel y perdidos los Toyota en la cola de la parrilla --en Bahréin habían copado la primera línea y, el sábado, fueron últimos en la crono--, Ferrari vio el camino despejado para encontrar el premio a su tremendo esfuerzo por recuperar terreno frente a los coches más rápidos. Kimi Raikkonen tenía una única oportunidad de plantar cara a Button: adelantarle en la salida, en esa larga y suave curva de derechas que finaliza en la chicane de Santa Devota. "Con neumáticos duros no pude sacarle partido al KERS", lamentó el finlandés. No solo no pudo adelantar a Button, sino que se vio rebasado por Barrichello, que salía con neumáticos blandos. El Brawn es un coche tan equilibrado, tan trabajado, tan rápido, tan dócil que no solo marca los mejores tiempos sino que mima los neumáticos. Barrichello aguantó sin muchos problemas con los blandos las 16 vueltas de su primer relevo. Perdió algo de tiempo con respecto a Button, pero rodó más rápido que Raikkonen.

De la retirada de Kovalainen y Vettel sacó provecho Alonso. "No tuve posibilidad de tirar en carrera", dijo en relación al tráfico que siempre tuvo por delante. "Los seis primeros eran inalcanzables. Gracias a la retirada de Kovalainen y Vettel pudimos adelantar dos posiciones", resumen de una carrera "monótona". Le queda el consuelo de marcar muy buen ritmo "cuando pude tirar" al comienzo del último relevo en el que se quedó a dos décimas de la vuelta rápida. Espera Alonso nuevas mejoras en el R29 para Turquía centradas en el "alerón delantero". Pero de su cabeza ya se ha borrado, aunque fuera remota, la posibilidad de llegar a luchar por el título con una reacción como la que protagonizó en la segunda parte de la temporada pasada. "Los Brawn son imparables. Son los favoritos a ganar todas las carreras que quedan", sentenció el asturiano. "Te da rabia decir adiós a tus esperanzas, pero es lo que toca".

Y puede ser peor. Button rodó 30 vueltas en 1.16, y cuando necesitó 1.15, hizo 1.15 sin problemas. "Da la impresión de que solo corren cuando lo necesitan, y luego no arriesgan. Si llegan a tirar a tope todas las vueltas, nos doblan", cree Alonso. No les hace falta para coleccionar victorias y con tan poco esfuerzo que Button se permitió el lujo de festejar su triunfo corriendo por toda la recta de salida saludando y sin notar aparentemente el agotamiento que producen 78 vueltas.

"Me di cuenta de lo larga que es la recta --dijo satisfecho-- pero fue la mejor forma de acabar un fin de semana inolvidable. Los días previos dije que era como los demás, pero solo era una forma de quitarme presión, no es cierto. Ganar aquí es diferente".