El Cacereño empieza desmelenado la temporada de su centenario. El rotundo 7-0 ante el ascendido Llerenense despejó cualquier duda sobre la fiabilidad del decano. Con un dibujo sensiblemente más ofensivo que el de los dos últimos años, el espectáculo y las victorias se adivinan para el curso de tan singular efeméride.

Adolfo Muñoz no quiere especular. El técnico del CPC puso a todos los jugones en liza y dio varias señales de que el rumbo va a ir por la vía del ataque, comenzando por retrasar a Elías a la defensa, código que también maneja con solvencia el manchego.

El equipo lo pide. La afición lo exige. El año lo merece. Merece el Cacereño apelar al toque y a la combinación y a disfrutar de futbolistas del perfil del gallego Marcos Torres, un jugador fantástico para la Tercera. Aparte de sus goles, su exquisita técnica se vio en todo su esplendor en una tarde plácida para el primer líder. Rodri fue el faro, Neto el puñal en banda, Alex Rubio el alma y el equipo infundió miedo al rival.

El timorato Llerenense apenas pudo defender no irse con diez goles para casa. Tiene futbolistas aseados, como Sergio Cebada, Miguel Corao o Jesús Romero, pero físicamente está limitado, por no entrar en la comparación en el plano técnico con el rival.

En el Cacereño todos aportan. En el césped --apenas mejorado, qué pena--, la exquisitez de Torres o Lusmi se asocian con la despampanante figura de Alex Rubio, un delantero centro puro que consiguió el premio en los minutos finales. Colaboró directamente el expunta del Badajoz en cinco de los siete tantos y se ganó el reconocimiento del público.

Gobernó de inicio a fin el cuadro local. Antes del tanto de Chechu (min. 26) ya habían gozado de varias ocasiones. Se intuía fiesta, se venían los goles. Era cuestión de tiempo. La magia de Marcos Torres apareció en cada ataque de los de Adolfo Muñoz, desatado ante un rival en el que Enrique Freire tendrá que trabajar mucho en las próximas semanas si no quiere instalarse en la cola para todo el curso. Mimbres tiene para mejorar.

Fue un monólogo de manual. Desde el tanto de Chechu, las transiciones verdes no cesaron en todo el encuentro. No había color y sí contínuos ataques de los locales, algunos de ellos paralizados en dudosísimos fueras de juego y en un exceso de dureza llerenense, fruto de una frustración absoluta. Torres hizo el 2-0 tras acción feliz de Rubio. El tándem promete buenas noticias.

En los primeros 20 minutos del segundo tiempo se lograban cuatro goles en lo que fue una exhibición en toda regla. El partido se había cerrado definitivamente en ese minuto 65. El resto ya no pasó del mero trámite hasta que Alex Rubio cerró el duelo.

Cacereño 7

Llerenense 0

Goles: 1-0-Min. 26: Chechu. 2-0-Min. 40: Marcos Torres. 3-0-Min. 47: Marcos Torres. 4-0-Min. 48: Luismi. 5-0-Min. 56: Rodri. 6-0-Min. 64: Marcos Torres. 7-0-Min. 90: Alex Rubio, de penalti.

Árbitro: Galayo Castro. Tarjetas a los locales Neto y Luisma. Por los visitantes, roja a Miguel Corao (min. 90) y amarillas a Carlos Toy, Jesus Toy, Sergio Cebada y Jaime Mateos.

Estadio: Príncipe Felipe.

Espectadores: 1000.

Cacereño: Bernabé, Neto (min. 59, Eloy), Elías, Carbonell (min. 54, Rubén), Alberto Delgado, Gustavo, Chechu, Rodri, Luismi (min. 77, Keko), Marcos Torres y Alex Rubio.

Llerenense: Juan Rubiales, Luis Carbajo, Carlos Toy, Noni, David de Diego, Miguel Corao, Zuri (min. 78, Norbe), Sergio Cebada (min. 61, Tini), Jaime Mates y Jesús Romero (min. 65, Juampe).