CACEREÑO - 2: José Fuentes, Alcala, Palero, Mario Carrizosa, Toni; Checa, Santi Amaro (Alex Martín, min. 86), Elías (min. 46, Juli Ferrer), Rubén Rivera, Carlos Valverde (min. 69, Esteve) y Matías Saad.

UCAM MURCIA - 1: Ricardo, Tete, Angel Robles, Castillo, Cifuentes, Rodri (min. 76, Alex Cruz), Tekio, Quesada, Niko Varela y Pineda.

GOLES: 1-0-Min. 7: Quesada (propia puerta). 2-0-Min. 79: Santi Amaro. 2-1-Min. 92: Pineda.

ARBITRO: Hernández Cifuentes (Comité Castellano Leonés). Mostró tarjetas amarillas a los locales Toni, Elías y Esteve y a los visitantes Castillo, Tekio y Niko Varela.

Al Cacereño le sale todo. Su éxito ante el UCAM Murcia (2-1) fue una feliz continuación de la excelente dinámica en la que está inmerso. Es posible soñar despiertos. Quintos. Los cuatro primeros lugares de la tabla están definitivamente al alcance. A solo un punto. Nada de complejos. Nada de miedos. La grada ya casi lo exige. El CPC ya ha acreditado que, si quiere, puede.

Con el grupo de Julio Cobos no pueden sus rivales ni cuando le superan en juego y ocasiones, como sucedió ayer con los murcianos en el primer tiempo. Tres triunfos consecutivos hacen lindar ya con la vanguardia y permiten, por qué no, hacerse un ovillo con un sueño de grandeza. Todo es posible. Con lluvia. Con suerte. Con inferioridad, pero con reaños. Con solvencia. Con todo. Con bajas. Con adioses invernales. A este Cacereño actual no le puede nadie. El escenario parece perfecto. Restan diez partidos. Llegan dos encuentros consecutivos fuera, pero da igual, vista la coyuntura.

El UCAM, penúltimo en la tabla, fue efectivamente mejor en el primer tiempo, que dominó a base de fútbol sobre una tromba de agua y un terreno de juego mucho mejor al esperado. Pero el equipo de Luis García Tevenet se ahogó en la flor del CPC. No ha llegado la primavera, pero este equipo tiene algo diferente. Por ejemplo, para qué negarlo, fortuna: en el minuto 7, sin duda el mejor futbolista del partido, Santi Amaro, lanzó una falta desde el lateral que dio en el pie de Quesada y se introdujo en la meta visitante (1-0). Casi sin quererlo, el Cacereño ya estaba adelante en el marcador.

El encuentro derivó en monólogo visitante. Cobos, que había dejado en el banquillo a Juli Ferrer, jugador referencia, había vuelto a dar rienda suelta a su valentía para situar a Elías en el centro del campo junto a Checa y recuperado a Alcala para el lateral derecho, conservando a Palero como central.

Acumuló el UCAM el balón en sus pies, combinando con criterio pese al terreno de juego. Y a fe que mereció marcar. Fran Minaya se soltó de su zurda un lanzamiento que terminó en el larguero (min. 25) y el mismo jugador la tuvo para hacer gol cuatro minutos después. En el 36, Pineda también rozó el poste y el tanto, pero no pudo ser para los intereses murcianos. Antes de la finalización del primer tiempo, San José Fuentes salvó ante Varela el empate a uno.

SEGUNDO TIEMPO Cambió el escenario en el segundo tiempo. Ya con Juli Ferrer en la medular, el Cacereño fue otro equipo. El polivalente futbolista abarcó mucho campo y suyo fue el juego aéreo, junto a un Checa de nuevo espectacular en el robo del balón y su capacidad de achicar balones.

La complicidad fue ya de todos, que dedicaron el triunfo al lesionado Raúl Medina, que ayer cumplió 30 años. Rubén Rivera hizo casi de Maradona en un par de espectaculares acciones y Matías Saad, náufrago él en el ataque, batalló como un auténtico bestia en busca de cualquier balón. Toni manejó los tiempos en el lateral, incluso con florituras de un jugador de un perfil técnico. Este tipo es también de superior categoría.

El encuentro estaba ya donde querían los de Cobos. El UCAM había perdido sus opciones y el Cacereño se dedicó a contragolpear con peligro, en oleadas. Las hordas cobistas habían tomado el control y el partido no peligraba, aparentemente. Saad y Juli Ferrer avisaron hasta que en el minuto 79 una muy buena jugada que inició Esteve fue culminada en el 2-0 por Santi Amaro. El montijano fue premiado minutos después con merecidísimos aplausos y cánticos de los aficionados verdes. No era para menos ante tan ingente demostración: un futbolista tan técnico como él dio un curso acelerado de cómo se debe jugar un encuentro de estas características.

Sobre el papel finiquitado el choque, el último tramo despidió halo de celebración de que algo muy bueno está pasando. De que de aquí puede ocurrir algo histórico. Sin embargo, quedó un poco de emoción para los momentos finales con el gol de rebote de Pineda. Hasta para eso tiene flor el Cacereño, que en otro tiempo hubiera tenido la desgracia de haber encajado otro tanto. Muy buenas señales, no tanto fútbol, pero este equipo tiene una flor. La flor de Cobos, un técnico al que algo --o mucho-- tiene que ver en ello.