CACEREÑO - 2: Camacho, Carlos García, Asiel, Mansilla, Santi Polo (Pablo Molina, min. 75), Elías Molina, Aarón (min. 71, Pino), Minaya, Copete, Martins (min 63, Nando González) y Kevin.

ARROYO - 0: Alberto, Melli, Teo, Dani, Alberto II, Aguinaco, Valenzuela, Bachi (min. 65, Kevin), Asier, Aitor (min. 76, Santano) y Villa.

GOLES: 1-0-Min. 5: Martins. 2-0-Min. 58: Kevin.

ARBITRO: González Umbert. Tarjetas a los locales Mansilla, Asiel, Copete y Aarón y a los visitantes Aguinaco, Bachi y Valenzuela.

INCIDENCIAS: Afición arroyana en las gradas. También el técnico del Coria, 'Miguelete'.

La lógica alcanzó vigencia en un duelo desigual. Solamente sobre el papel, porque la victoria del Cacereño sobre el Arroyo (2-0) fue menos nítida del caché de sus plantillas. Los tantos de Martins y Kevin, en el inicio de los respectivos tiempos, fueron el elemento diferenciador.

El Arroyo, condicionado por la modestia de su proyecto pero asido a su pulcritud táctica y su proverbial entusiasmo, incomodó a un Cacereño reconvertido a los nuevos tiempos y demasiado amarrado al juego directo. El equipo de Javier Moreno fue incluso mejor en el primer acto, en el que se le escamoteó un penalti, ante un CPC lastrado por su escasa precisión sobre el insufrible calor del Príncipe Felipe.

Se durmió el Arroyo en un saque de banda y el pase de la muerte de Nando Copete a Martins fue aprovechado por el senegalés para hacer el 1-0 (min.5). Aquello parecía el inicio de una goleada feroz de los verdes.

Pero el Arroyo, al tran tran, y el Cacereño, a verlas venir, equilibraron su dominio ante el bostezo de la grada. Un tiro de Asier fue espléndidamente despejado por Camacho (min. 9). Y antes del descanso, Kevin cometió penalti al medir mal el movimiento de su brazo, pero el árbitro ignoró señalizar el castigo, que el Arroyo mereció.

Entonadísimo Carlos García en el lateral --el mejor de la mañana--, con Minaya exhibiendo zurda y Kevin llevándose casi todos los balones por competitividad salida de los puros genes argentinos, el CPC mejoró algo en la continuación, pero cometiendo el mismo pecado de abusar del pelotazo y de ignorar la saludable transición del balón jugado desde atrás.

Una falta lanzada por Minaya fue cabeceada por el delantero, referente ya en la afición, en el 2-0 (min. 58). Ahí se solventó definitivamente el choque, aunque no fuera en concreto por el poderío de los locales, sino por la falta de fuerzas del corajudo Arroyo, del que su técnico hizo bien en sentirse orgulloso.

Copete lanzó al palo y Alberto se lució en un par de intervenciones para no ver engordado el marcador. La puesta en escena de Kevin en los visitantes fue espléndida, con florituras plausibles pero sin resolución final.

En el horizonte, la final de la Copa de Extremadura ante el Badajoz del jueves. Adolfo Muñoz hace bien en restarle importancia al choque por variadas razones y otorgársela al del domingo al del Coria. Mientras, el Arroyo, que ya no es lo que era --la sombra de Juan Bermejo es alargada-- se apresta a pelear duro por el objetivo de no bajar. Y con esa actitud no será tan difícil.