El Cacereño se dio anoche un auténtico festín. No futbolístico. Ni siquiera popular. Más bien social. O socio-político. El acto institucional en el que se presentó oficialmente la nueva plantilla verde sirvió para que el club hiciese público su actual estado de euforia tras subir a Segunda División B apenas unos meses después de cambiar de propietarios.

Después de casi una década de darse la espalda mutuamente, la reconciliación de la histórica entidad con la ciudad donde se fundó es ya un hecho. A una abarrotadísima sala del hotel Agora acudieron, además de jugadores, cuerpo técnico y directivos, varios notables de la sociedad, el deporte y la política regional. Todo ello en medio de un ambiente de entusiasmo escasamente disimulado. Tras escuchar lo que se dijo en público y en privado, parece que nada se le va a resistir a partir de ahora al Cacereño. El empate de Puertollano no ha hecho sino refrendar los buenos augurios, a pesar del ruido que provocaron algunas controvertidas decisiones del club durante la pretemporada.

La estrella de la noche fue probablemente su presidente, Antonio Martínez Buzo, con el añadido de que normalmente no es el que habla en el club. Ni siquiera el que lleva el peso de las decisiones. De hecho, una de las principales cosas que dijo es que el "artífice" del ascenso es su hijo, el consejero delegado, Antonio Martínez Doblas.

¿A Primera?

Pero fue Buzo el que realizó las declaraciones más explosivas de la velada, en un tono entre paternal y encendido. "Por lo que aquí veo, algo se mueve en Cáceres", proclamó el empresario, que provocó lo mismo aplausos que sonrisas con su intervención. "Es muy bonito ver este salón lleno. Así, me crezco y pienso que estamos caminando sobre seguro. Por muy optimista que hubiera sido hace un año, no podía imaginar que todos nuestros equipos estarían arriba", explicó.

Martínez Buzo hizo una larga digresión sobre un artículo que contó que había leído recientemente y en el que se afirmaba que "antes, la importancia de las ciudades se medía por su número de habitantes y ahora lo hace por su potencial futbolístico". El ejemplo lo llevó primero a Logroño y a Almendralejo y luego dijo pretender que Cáceres también se llene de aficionados rivales y que se hable de la ciudad por los éxitos de su equipo. Aprovechó para pedirle apoyo a la alcaldesa, Carmen Heras, presente en primera fila, y no dudó en decir que, ahora mismo, "el primer equipo de Extremadura es el Cacereño" y que "con ayuda de todos podemos estar en Primera".

Apoyo político

Heras y el director general de Deportes, Fabián Quesada, no dudaron en expresar la adhesión al nuevo proyecto verde de las instituciones que representan. La alcaldesa hizo la salvedad de que "la situación económica es mala y el momento es crítico", pero auguró que el ayuntamiento "hará todo lo posible". También agradeció a Martínez Buzo y a su hijo que "sin ser de Cáceres son de Zafra, se hayan hecho cacereños y hayan sabido entender las peculiaridades que tenemos en esta ciudad".

Por su parte, Quesada repitió lo que se ha dicho más veces desde la Junta: el patrocinio de Marca Extremadura está condicionado a que los deportistas sean ejemplos para la sociedad y a que los clubs difundan al máximo los valores regionales. Entre los invitados también estuvo el presidente del PP en Extremadura, José Antonio Monago.

En el acto, presentado por el periodista de Canal Extremadura Urbano García, los futbolistas y el cuerpo técnico --vestidos de calle-- fueron presentados uno a uno. En representación de ellos habló el capitán del equipo, David Rocha, que tiró de tópico: "Somos un equipo cargado de ilusión y con muchas ganas de trabajar".

Según afirmó, la identificación del vestuario con Cáceres y Extremadura es máxima. En cuanto a los objetivos escogió no mojarse mucho: "Somos un equipo nuevo en la categoría y salimos a consolidarnos, pero no renunciamos a nada". También dedicó unas palabras cariñosas a la cantera local, de la que salió ("son la base del proyecto") y por último invitó a todos a que los domingos acudan al estadio Príncipe Felipe "para disfrutar del fútbol". El balón dictará si los discursos pueden seguir inflamándose.