Partido oportuno para buscar un punto de inflexión clave en el devenir de la temporada. El Cacereño busca hoy en el campo de La Unión (12.00 horas) un triunfo que le catapulte en la zona media-alta de la tabla.

Será ante un rival de los de abajo, pero ya ha advertido el técnico verde, Pedro Pablo Braojos, que le preocupa este duelo por el momento de forma del rival (tres encuentros sin perder) y por el campo de césped artificial. Además, está la cuestión psicológica: se juega ante uno de los últimos y esto puede hacer tender a la peligrosa relajación.

14 puntos de 18 posibles, en cualquier caso, son un aval lo suficientemente contundente para un Cacereño que atraviesa una muy buena dinámica. Vencer equivaldría a pensar en otras metas más allá que la propia de no pasar apuros. "Estos dos partidos nos van a marcar dónde podemos estar al final. Estamos a ocho puntos del cuarto, lo mismo que de la zona de descenso". El discurso de Braojos aparece cauto, pero al mismo tiempo esperanzado en mirar expectativas con las que ni siquiera se podía soñar hace bastante poco.

"Desde el cambio de entrenador han mejorado muchísimo", dice del rival el entrenador del Cacereño. En efecto: empate ante el Cádiz fuera de casa, victoria ante el Linense en su estadio y triunfo en Villanueva de la Serena el pasado domingo. Las cifras de unos y otros son muy buenas y por ello se adivina un encuentro equilibrado.

Seguirá Tomás en el centro de la defensa, pese a la vuelta de Gonzalo. Curro y Santi Amaro estarán como mediocentros ante la ausencia de Lolo, esto es, más toque y menos estajanovismo en la zona central. Adelante, el momento dulce de Alex no podrá ser complementado con el de Mena, con problemas físicos en un gemelo. Excepto sorpresa de última hora, Pedro volverá a ser el otro delantero. Y es que Braojos sigue fiel a su filosofía: no cambiar, excepto imponderables, como es el caso del centrocampista almendralejense.

Después llegará el Lucena, el otro partido clave al que se refiere Braojos. Sumar seis puntos equivaldría a estar ahí arriba, muy arriba, rozando el privilegio del cuarteto que puede jugar por el ascenso.