CACEREÑO - 1: Miguel, Palero, Checa, Alex Martín (min. 77, Alcala), Toni; Rubén Rivera, Gaspar, Chapi, Esteve, Carlos Valverde y Matías Saad.

BALOMPEDICA LINENSE - 1: Mateo, Rafa Villén, Carlos Guerra, Mario, Gallardo, Israel, Merino, Salvi (min. 85, Ayala), Ezequiel (min. 79, Cuesta), Bello y Copi (min. 69, Juampe).

GOLES: 0-1-Min. 29: Bello. 1-1-Min. 71: Matías Saad.

ARBITRO. Costas Soto (Gallego). Tarjetas al visitante Merino y a los locales Palero y Checa (las dos acarrean suspensión), Alex Martín, Carlos Valverde y al técnico, Julio Cobos.

Un punto de difícil lectura fue el botín que el Cacereño consiguió en su duelo casero ante la Balompédica Linense (1-1). Teóricamente, el empate le asegurará la permanencia, pero los números rara vez mienten en el fútbol: el grupo de Julio Cobos acumuló su séptimo encuentro consecutivo sin ganar.

La estadística está indisolublemente asociada a lo que va a quedar de este Cacereño 2012-2013: un equipo con hechuras de liguilla que va a terminar en zona de nadie. Durante un tiempo se pensó que el CPC podría luchar incluso por pelear por el ascenso. Finalmente no va a ser así. El caramelo en la boca.

Y partidos como el de ayer, ante el quinto clasificado, vertebran una certeza absoluta. El Cacereño podría haber estado en la pomada. Oportunidad fastidiosamente desaprovechada en un año clave. ¿Volverán ocasiones como ésta? No será fácil.

Y es que las circunstancias --sí, la mala suerte a la que apela Cobos también-- en los momentos claves han hecho olvidar el sueño. El dulce sueño. Este grupo es honesto y tiene talento. Pero ha faltado punch también.

El equipo que puso en liza ayer tenía un puñado de bajas de hombres clave. Un domingo más. Un partido más. Un reto más. Ante eso poco se puede hacer. Cobos tenía la del portero Fuentes y, sorpresivamente para muchos, colocó al canterano Miguel en el once, para cabreo de Vargas, el teórico suplente.

DETERMINANTE La apuesta suena a futuro y el joven meta cumplió con nota, salvando incluso el 0-2 en la acción anterior al 1-1. También estaba Alex Martín como central, otro en el que también se puede confiar.

Fue un encuentro, en fin, de ida y vuelta. En un encuentro condicionado por el terreno de juego (esto no es nuevo) y un fortísimo viento (factor más decisivo ayer si cabe) La Balona solamente demostró ser mejor en los primeros 29 minutos, en los que dominó, aunque sin apenas peligro, beneficiado por su mejor disposición y el aire a su favor.

A partir del tanto de Bello, el mejor visitante, que fusiló a Miguel sin contemplaciones, el Cacereño fue otro. Antes del descanso, una maravillosa acción del mago Gaspar fue controlada por Rubén Rivera, que se fue hasta del portero, pero su centro (¿o tiró a puerta?) se paseó sin que llegara Saad.

Gaspar volvió a dar un curso de toque, acompañado por la excelencia de Toni. Vaya dos zurdas. Entre ambos y el empuje de Valverde y Saad insistieron ante la meta de Mateo en numerosas ocasiones, aunque las contras linenses hicieron cierto daño.

La acción clave fue de Salvi (que también dio el susto con un choque en el que se tragó en un primer momento la lengua), que se plantó ante Miguel, que le adivinó el regate. En la contra, trallazo de Gaspar que despejó Mateo a córner. Y en el córner, el fino estilista de Aldea Moret cerró el balón y casi hace gol olímpico. Por si acaso, allí estaba Saad para rematar a placer (min. 71).

Casi nada ocurrió y todo pudo ocurrir de ahí hasta el final. El Cacereño era el dueño del balón, pero el peligro llegó desde el bando visitante. Con un árbitro histérico, el empate pareció contentar a unos y a otros. Y así fue, con el peaje a pagar por las bajas de Palero y Checa, aunque la tarjeta a éste se recurra. Al final, en tierra de nadie cuando se podía haber conquistado el dorado.