Cacereño - 1: René; Gonzalo, Tomás, Carrizosa, Dani Gómez; Chapi (min. 73, Sergio), Lolo, Manolo, Rocha; Luismi y Mauri (min. 61, Segovia).

Universidad Las Palmas - 2: Vargas; Andrés, Eslava, Sergio, Ferreres; Eloy, Hernández, Angel Sánchez (min. 90, Pachi), Omar (min. 58, Futre), Cristo Martín (min. 76, Cristo Marero); Ariadne.

Goles: 0-1-Min. 15: Omar. 1-1-Min. 31: Lolo. 1-2-Min. 88: Tomás (propia puerta).

Arbitro: Vicente Moral (Castilla León). Enseñó tarjetas amarillas a los locales Carrizosa y Rocha y a los visitantes Ferreres, Eloy y Sergio.

Incidencias: Alrededor de 2.000 espectadores en el estadio Príncipe Felipe. Terreno de juego catastrófico, más de lo habitual. En el palco, el presidente de la Federación Extremeña, Juan de Dios Monterde.

El Cacereño no lo hace peor que los rivales. Ayer, ante el Universidad de Las Palmas, pese al doloroso 1-2, tampoco. Pero pierde y la espiral es cada vez más negativa, peligrosamente en pendiente. O el equipo tiene un gafe que le persigue o sus futbolistas y su entrenador no tienen nivel para la Segunda División B. Lo primero es científicamente más probable. El infortunio está unido indisolublemente a este grupo de jugadores aparentemente mejores que los del año pasado, pero que no dan con la tecla del resultado positivo.

En el colmo de la desdicha, y tras un ejercicio no excesivamente académico pero sí muy aseado, el central Tomás, el defensa de mayor prestancia y garantía que ha pasado por el club verde en los últimos cinco años, puso su testa al saque de una falta para hacer el 1-2 que derrumbaba los cimientos del equipo.

Pero es que durante los 88 minutos anteriores, el Cacereño no había sido peor que el Universidad, uno de los equipos de mayor graduación del grupo. Teniendo en cuenta que en el Príncipe Felipe es imposible ver buen fútbol por el criminal estado del césped --ayer aumentado-- en cinco partidos solamente el Guadalajara ha sido superior. Pero todos han sacado tajada, y tres de ellos han ganado tres puntos.

El encuentro se ajustó al guión de cada domingo. Manolo apostó por el toque de futbolistas como Luismi, Rocha o Manolo --curiosamente todos locales--, recuperó al jefe Tomás y situó a Gonzalo en el lateral derecho. Total, cuatro canteranos, por lo cual al exinternacional no se le puede reprochar que no mire por lo de casa. Hoy será o no cesado, pero no será esa precisamente la excusa que se podrá poner para ponerle de patas en la calle.

El Cacereño salió con ciertas ganas, pero sin peligro. Tampoco lo hacía el Universidad, aunque los canarios ya alardeaban por entonces de un intento --vano, por supuesto-- de rasear el balón. En la primera jugada de enjundia, un centro fue cabeceado a la red por Omar, uno de los jugadores más bajitos entre los 22.

El equipo local estuvo un tanto groggy unos minutos, pero se repuso y, todos a una, lucharon sin excesivo criterio, pero lo hicieron. Tuvo que ser alguien siempre vital pero ayer escasamente activo, Lolo, quien rematara por dos veces una falta botada por Rocha para hacer el 1-1 (min. 31). El almendralejense había roto un maleficio que se prolongaba ya durante la friolera de 391 minutos. Y es que el Cacereño aún no había marcado un gol en casa en lo que iba de Liga.

En el segundo tiempo, más de lo mismo. Tuvo el grupo de Manolo más el balón, luchó con denuedo, corrió y presionó, pero solamente se intuía peligro en las arrancadas de un lateral, Dani Gómez, que se está convirtiendo en el alma del equipo. El Universidad ya había olvidado su pretensión de jugar preciosista y había dado un paso atrás. Manolo hizo un cambio aparentemente defensivo: quitó a Mauri, un delantero al que aprecia y al que raramente sustituye, y metió a Segovia, un centrocampista. No funcionó en el resultado, Por contra, llegó el autogol de Tomás y la depresión del epílogo.