Antes del paso de los ciclistas, que dura segundos, la espera de horas es una fiesta para los aficionados. Demetrio Domínguez, campeón de Extremadura de cicloturismo en 1999 y 2000, y su compañero Andrés Palacín, ambos de 64 años, vinieron desde Moraleja para coger un sitio donde poder disfrutar de la llegada a meta. Han cogido el coche, dicen que son mayores para venir en bicicleta, pero eso no acaba con la afición que les mueve. Son unos de tantos aficionados, como la familia Barrantes, de la que vienen nueve, pero solo ocho posan para la foto mientras el último, el pequeño Héctor, duerme plácidamente entre el batir de los aplaudidores que proporciona Deborah, chica Vodafone encargada del reparto en la línea de meta.

Sombreros, libretas, bolígrafos, la Vuelta es una cabalgata de reyes donde hay regalos para quien anima lo suficiente. Paco se pertrecha con uno de esos sombrero de regalo para cuidarse del calor, al igual que algunos de los niños que vienen con él, hijos de padres seguidores del ciclismo que se han reunido para animar.

Aficionados de todas partes del territorio nacional descansan hasta la llegada de los ciclistas divididos por un pequeño río de asfalto, por el que circulan azafatas, coches de publicidad, el equipo de seguridad o las mascotas que animan la espera.

Sergio García, madrileño, es el inmenso muñeco Android que deleita a los aficionados con un rato de distracción de la pantalla gigante por la que siguen la emocionante etapa del día de ayer. Pero también desvían la mirada las modelos Laura Escudero y Mavi Jurado, azafatas que más tarde entregarían sobre el podio alguno de los trofeos.

Aunque hay algunos que para obtener el privilegiado sitio en la línea de meta han tenido que madrugar. Javier Bermejo, que viene con Juanra y Juani, explicó que llevan esperando desde las 12.00 horas para coger sitio. Son cinco horas las que transcurrieron sin sombra hasta que Tony Martin fuera alcanzado justo en el punto donde Javier se encontraba. La espera sin duda le mereció la pena.

El calor en Cáceres no detuvo a nadie ayer, la afluencia masiva de aficionados y curiosos estuvo acompañada en todo momento por un sol típico de estas fechas. Para los experimentados, como José Manuel Cruz y Mati Frutos, que vienen desde Quintana con cerca de 30 niños del club ciclista de Quintana, el calor se evita con un paraguas a modo de sombrilla, una sencilla forma de evitar tener que avituallar con mayor frecuencia que los ídolos a quienes esperan ver. Así pasa la jornada, mucho sol, mucha alegría y ruido para animar el ambiente antes de la emocionante llegada.

Miles de seguidores llevaron su emoción por el deporte ayer a las calles de la ciudad de Cáceres para que la Vuelta ciclista a España, en su 6º etapa, les devolviera todo el tiempo que esperaron para unos segundos, segundos cargados de horas de alegría.