CACERES 2016 100: Ricardo Busciglio (4), Sam Jones (8), Kelvin Peña (24), Juan Sanguino (5), Harper Williams (22) --cinco inicial-- José López Valera (13), Aspe (8), Vasilis Kitsoulis (2), Lorenzo Díaz (0), Panadero (14), Félix Ortiz (0).

AKASVAYU VIC 75: Jon Santamaría (2), Jesús Aranda (5), Eduard Jiménez (2), Eulis Báez (10), Ionut Dragusin (0) --cinco inicial-- Albert Sabat (11), Sergio Soria (7), Martí Nualart (7), Albert Teruel (15), Eduard Riu (10), José Amador (6).

ÁRBITROS: Santana y Vázquez. Eliminado: Dragusin (min. 34).

MARCADOR POR CUARTOS: 27-12, 49-30, 78-50 y 100-75.

Sexta victoria consecutiva del Cáceres 2016, que dentro de la particular montaña rusa que está protagonizando en la temporada de su nacimiento se ha metido en una dinámica arrolladora. Ante el Akasvayu Vic --no hay que olvidarlo: uno de los mejores equipos de la LEB Plata-- rozó la perfección, ejecutando una fantástica paliza que es todo un aviso para el futuro.

Resulta difícil o imposible encontrarle defectos al partido que el equipo de Manuel Hurtado protagonizó. Desde el primer minuto estuvo inspiradísimo en ataque e intenso en defensa. Ante esa soñada fórmula mágica el Akasvayu Vic apenas pudo responder. Y eso que el Cáceres 2016 se presentaba con la ausencia de un hombre importante como Luis Gruber y dos jugadores en claras vías de adaptación, José López Valera y Vasilis Kitsoulis.

UN EQUIPO Lo mejor es que ahora no se depende ni de un jugador ni de dos. Los cacereños volvieron a completar un actuación coral , desde la rapidez de manos de Ricardo Busciglio a la fiereza de Juan Sanguino, pasando por los triples de José María Panadero y Kelvin Peña y el talento competitivo de Harper Williams. Los dos nuevos gustaron: Valera tiene clase y unos brazos muy largos y Kitsoulis luchó solo como a un griego puede suponérsele, pero también con dosis de calidad.

No hubo apuros de ningún tipo. El Cáceres 2016 concedió seis puntos en los primeros cinco minutos de partido (20-6) y luego se dedicó a administrar e ir aumentando esa renta, descuartizando a su oponente cuando se decidía a apretar el acelerador. Desde el banquillo gerundense, Xavi García probaba múltiples quintetos para adecentar la derrota, pero sus ligeros acercamientos eran siempre cortados de raíz.

ENORME FESTEJO El trabajo parecía hecho parcialmente al final del primer cuarto (27-12) y totalmente finiquitado al descanso (49-30), pero nunca es bueno confiarse. Fue realmente admirable que los jugadores no bajasen el pistón en ningún momento y que sobre todo se esforzasen en regalarle al público muchas jugadas vistosas, sobre todo al contragolpe. Hasta jugadores marginales como Alberto Aspe tuvieron ocasión de reivindicarse y a él le cupo el honor de anotar el punto 100.

Ante tal espectáculo, el eterno sexto jugador del baloncesto cacereño, la afición, se unió para completar el círculo de una gran victoria, celebrada casi como en los mejores tiempos. La gente sabe reconocer cuándo hay baloncesto del de verdad.

Esto no para y la cita en la pista del Basket Muro el próximo fin de semana es la siguiente estación de un equipo que no para de crecer.