Dos partidos y dos derrotas. El Cáceres Patrimonio de la Humanidad jugará mañana en Oviedo en el pabellón de Pumarín, un lugar donde nunca ha conseguido nada positivo. Lo hará con el ánimo renovado por su victoria del pasado viernes ante el Leyma Coruña, pero la sensación de que será una misión muy complicada seguir sumando.

El Unión Financiera Oviedo se ha convertido en uno de los equipos más potentes de la LEB Oro: fue campeón de la Copa de la Princesa la temporada pasada y es un fijo en la zona de playoff. Parte de ello lo ha cimentado en Pumarín, un pequeño recinto ubicado en uno de los barrios populares de la ciudad ovetense donde el animoso público suele estar muy encima los protagonistas.

El Cáceres bien lo pudo sentir en la quinta jornada de la temporada 2015-16. Entró con ventaja en el último cuarto, pero acabó perdiendo por una serie de errores propios y, según se sugirió en su momento desde el club, decisiones arbitrales. 82-78 fue el resultado final.

Un año después, en la cuarta jornada, los verdinegros tampoco pudieron con el Oviedo. Llegaban tras sufrir la mayor derrota de su historia (50-113 frente al Breogán) y acumularon una más en lo que completaba un pésimo arranque liguero (0-4). El tanteo fue de 88-78, pero las diferencias fueron siempre amplias.

Ahora el favoritismo vuelve a estar de lado local. Los ovetenses, quintos con cinco victorias y tres derrotas, aunque han mostrado más debilidad de la habitual jugando como anfitriones, habiendo perdido contra Araberri (73-78) y Prat (82-84).

Eso sí: para encontrar la última victoria del Cáceres como visitante hay que remontarse nada menos que hasta el pasado 4 de febrero (68-88) frente al Prat. Más de nueve meses sin saber qué se siente al montarse en el autobús con una sonrisa.