Si el Cáceres, este nuevo Cáceres, tiene un rival por antonomasia en la etapa que se inauguró en el 2007, ese es el Autocid Ford Burgos. Muerto y enterrado el lllescas, con el que se generó un tremendo antagonismo en el año de LEB Plata, los burgaleses han quedado en el imaginario colectivo del Multiusos como el gran oponente entre lo sucedido bajo su techo de forma reciente. Dos playoffs de ascenso a la ACB, el del 2010 y el del pasado mes de mayo, fueron la gran escenificación de eso. Ambos equipos se reencuentran mañana (20.15 horas), pero la habitual tensión del pulso ha quedado algo obsoleta.

¿El motivo? Burgos ha mantenido su línea de club en progresión, con el techo todavía por tocar, mientras que Cáceres sufrió el pasado verano una fuerte reducción presupuestaria que le está obligando a moverse por lugares muy distintos en la LEB Oro, una categoría en la que, casualidades de la vida, debutó en septiembre del 2008... perdiendo en casa contra el Autocid.

Polémicos cruces

Parece que en la ciudad de El Cid no se parará hasta alcanzar la Liga Endesa, aunque la situación global es muy complicada y no dispone aún de un recinto deportivo que reúna las condiciones necesarias. Pero la ilusión que se respira por el baloncesto allí es de un alto nivel y no se vio desgastada por perder la final por el ascenso dos veces seguidas (2010 y 2011) y verse apeados por el Cáceres en el dramático pulso de mayo, en cuartos de final.

Los extremeños, tras meterse apuradamente en las eliminatorias, se dieron la alegría de los últimos años venciendo al cabeza de serie número 1 del modo más complicado: ganando los partidos 2 y 5 a domicilio bajo un ambiente de enorme presión. Fueron quince días de una tremenda intensidad que culminaron de la manera más feliz posible para los extremeños, que se sentían capaces de cualquier logro por entonces.

Ni en el 2010 ni en el 2012 faltó la polémica: el primer año, con el pique entre Carlos Cherry y Aloysius Anagonye; el segundo, con unas declaraciones de José Angel Antelo sobre jugar con agresividad sobre las que tuvo que retractarse.

Evolución

Pero no hace falta más que mirar la clasificación para descubrir que aquellos eran otros tiempos. Si el resultado del pulso fue una sorpresa, ahora lo sería más todavía. El Ford Burgos amenaza claramente con asaltar la fortaleza que ha sido el pabellón cacereño en los últimos meses: no le queda otra si quiere seguir aspirando al ascenso directo, aunque ya ha perdido parte de ese tren en detrimento del River Andorra. Hay dos victorias de diferencia entre ambos, si bien ambos se miden en la última jornada.

Andreu Casadevall construyó una plantilla a la que, de nuevo, se le encargó el ascenso, aunque ofreció un giro en cuanto a nombres respecto al histórico tropezón de El Plantío del 15 de mayo. Hasta fichó a un hombre decisivo en el playoff ante el Cáceres, el gigantesco Sergio Olmos, que aporta su capacidad de intimidación dentro de un engranaje en el que no se depende de ningún jugador en concreto más allá de Luke Sikma.

En el otro bando, al Cáceres le conviene ir poniendo tierra de por medio con la zona de playout (penúltimo y antepenúltimo) antes de alimentar sus esperanzas de repetir por cuarto año consecutivo en las eliminatorias por subir. Lo más gracioso y morboso es que, a pesar del océano que separa a ambos proyectos ahora, no sería raro que volviesen a verse las caras en los playoffs .