CACERES 2016: Carlos Cherry (8), Jeff Xavier (21), Francis Sánchez (14), Ryan Humphrey (16), Juan Sanguino (9) --cinco inicial-- David Mediano (0), José Angel Antelo (11), Luis Filiberto García (0), Chema Gómez (0), Lucio Angulo (6), Pablo Movilla (2).

CLINICAS RINCON: Carlos Cobos (6), Néstor Zamora (7), Pablo Almazán (7), Nezdad Sinanovic (6), Miguel Lorenzo (6) --cinco inicial-- José Pozas (8), Alberto Díaz (2), Augusto Lima (17), Iván Martínez (5), Maodo Nguirane (0).

MARCADOR POR CUARTOS: 27-11, 50-25 (descanso), 67-43, 87-64 (final).

ARBITROS: San Cecilio y Blanco.

El Cáceres 2016 inauguró la ronda de cenas navideñas devorando con gusto al Clínicas Rincón Axarquía (87-64) en un encuentro que dominó de principio a fin. El resultado le sirve para reconciliarse consigo mismo y con su afición, olvidando por un día sus problemas en ataque. Su sinfonía baloncestística le permite afrontar con otra cara las finales que le quedan para intentar meterse en la Copa del Príncipe, empezando por la del próximo viernes en Murcia.

Para empezar el convite, el conjunto de Gustavo Aranzana ofreció probablemente los mejores minutos de lo que va de esta temporada. Sin importarle un rábano la ausencia de Jelani McCoy, se produjo una perfecta conjunción entre una defensa intensísima, de anticipación, y un juego ofensivo de una alegría y efectividad extrema.

El gran hallazgo del técnico fue darle la titularidad a Juan Sanguino, en lugar de optar por la previsible decisión de otorgársela a José Angel Antelo. Y el capitán cacereño respondió a la perfección. En apenas cinco minutos en pista, hasta que desafortunadamente cometió la segunda falta, acumuló 7 puntos y 4 rebotes, siendo clave en el despegue de su equipo. Todo engranaba y las dolorosas últimas derrotas fuera de casa quedaban en un recuerdo vago.

Pronto el marcador empezó a encenderse casi escandalosamente. La cota de los diez puntos de ventaja se alcanzó (14-4, min. 6), dando paso a sucesivas máximas ventajas que culminaron con el 27-11 del final del primer cuarto. Ni rastro de las molestias físicas de Carlos Cherry y Ryan Humphrey.

PASEO La exhibición continuó hasta el descanso sin ningún resquicio que se pudiese encontrar en el Cáceres 2016. Humphrey y Antelo cogieron el relevo de Sanguino en el dominio de las dos zonas y su poder en el rebote resultó insultante, lo que propiciaba constantes contragolpes. El baloncesto que le gusta al aficionado. Lo del norteamericano resultó ser escandaloso: llevaba 25 puntos de valoración al descanso (14 puntos, 6 rebotes, 7/7 en tiro). Mientras, el Clínicas no dejaba de fallar desde todas las posiciones y de verse superado una y otra vez en la defensa de su aro.

A los quince minutos de encuentro, la paliza llegó a los veinte puntos (37-17) y la hemorragia no dejaba de brotar sangre malagueña. El 50-25 en el intermedio hacía que la segunda mitad casi sobrase, en teoría.

La película no siguió tan sublime en el tercer cuarto, aunque las diferencias se mantuvieron prácticamente y cualquier tímida reacción visitante fue rápidamente abortada. Por la lesión de Mediano, Aranzana experimentó poniendo a cuatro de sus aleros en pista acompañados de Antelo, y dio cancha a un jugador como Chema Gómez, cuyo papel se limita a ayudar en los entrenamientos. Poco quedaba por ver (67-43, min. 30).

La grada disfrutaba sin mirar al marcador, consciente de que no demasiadas veces los desenlaces serán tan plácidos en la LEB Oro. En la recta final, y a falta de más alicientes, se dedicó a pedir la salida del junior Luis Filiberto García. Tras titubear, Aranzana lo concedió. El chico puso un tapón en su primera acción. Con tanto pasado glorioso ya en el palco --descansando tras el partido de las leyendas-- y un rabioso presente en la pista, solo faltaba esa dosis de prometedor futuro. Lo mejor para empezar con buen pie un periodo tan viejo pero tan ilusionante como son las navidades.